Razones para una ética de la ciencia y la tecnología
Hay dos razones que justifican la necesidad de una reflexión de carácter ético acerca del desarrollo tecnocientífico:
- La creciente sospecha de los peligros y riesgos que comporta el imperialismo del progreso tecnocientífico.
- La creciente conciencia de nuestra responsabilidad ciudadana en un mundo plural y complejo.

La ética no nos ofrece recetas para solucionar problemas concretos, sino elementos de análisis para la toma de decisiones.

Las grandes corrientes teóricas en la reflexión ética
Hay diferentes corrientes éticas, cada una de las cuales ofrece una visión muy distinta acerca de cuestiones como los valores, los deberes, la libertad, etc. Sin embargo, en este módulo nos centraremos en dos de ellas: el utilitarismo y la ética discursiva.
El utilitarismo
Es una teoría ética que propone como fundamento de la moral la utilidad, o el Principio de mayor felicidad. En este apartado diferenciaremos entre dos versiones de esta corriente:
- El utilitarismo clásico. Tiene como principio fundamental la consecución de la felicidad.
- El utilitarismo contemporáneo. Sus diferentes variantes pueden clasificarse en tres grandes grupos. A grandes rasgos, se habla de:
- Utilitarismo hedonista, que considera el placer, de cualquier tipo, como un fin en sí mismo.
- Utilitarismo semi-idealista, que considera que el placer es un elemento necesario, pero no suficiente para conseguir el máximo bienestar.
- Utilitarismo idealista, que considera que es posible alcanzar el bienestar incluso sin placer.
La ética discursiva (o ética dialógica o comunicativa)
La ética discursiva se caracteriza por ser una ética procedimental –en tanto que reflexión sobre los procedimientos mediante los cuales podemos declarar qué normas surgidas de la vida cotidiana son correctas– y posconvencional –en tanto que la corrección moral de las normas no está determinada por costumbres establecidas por la tradición, ni por el contenido valorativo de las afirmaciones.
Asimismo, se trata de una ética deontologista –puesto que establece normas universales– y cognitivista –en tanto que es posible discernir lo correcto de lo simplemente aceptado de forma racional.
El postulado fundamental de la ética discursiva es que una norma sólo puede aspirar a tener validez cuando todas las personas a las que afecta consiguen ponerse de acuerdo como participantes de un discurso práctico en el que es válida esa norma.

La ética discursiva forma parte del proyecto moderno que sitúa el criterio de legitimidad en el principio de imparcialidad.

Otras propuestas éticas para la civilización técnica: Hans Jonas y Gilbert Hottois
Hans Jonas
La clave de su propuesta ética es la reivindicación del principio de responsabilidad como principio para la acción.