Es una técnica
muy adecuada para el intercambio de ideas y opiniones, o para la toma de
decisiones sobre un tema. Permite llegar a conclusiones grupales interesantes
y creativas. En ciertas situaciones, puede responder de forma rápida
a un problema puntual.
A fin de que la reunión sea
efectiva tiene que tenerse muy claro cuál es su objetivo y delimitar
claramente el tema que trataremos.
Requiere ciertos conocimientos previos
sobre el tema que se va a discutir, por lo que tiene que anunciarse con
anterioridad para prepararlo.
Se recomienda la coincidencia en el
tiempo de los miembros del grupo. (Si no fuera posible, se puede recurrir
otros recursos, como el foro, por ejemplo.)
Durante la discusión, el consultor
expone, interroga, dinamiza, demuestra, etc.
Por otra parte, tiene que estimular
la participación de todo el mundo y evitar que predomine la de los
miembros más expertos.
Para trabajar objetivos actitudinales
con respecto a la comunicación y al trabajo en grupo, pueden distribuirse
las funciones de moderador, secretario, observador... de la discusión,
de manera que todos los miembros del grupo realicen alguna de estas funciones.