1. Determinamos
el tema de la lluvia de ideas.
2. Se concierta
una hora de realización con los estudiantes y se limita la duración
de la actividad.
3. Informamos al
grupo sobre la actividad. Tienen que dejarse claros y remarcar los principios
de la lluvia de ideas: todas las opiniones son válidas, se busca
la originalidad, cualquier idea es buena para expresarla, etc. Además
de informar al respecto, se tiene que comprobar y estimular que el clima
del grupo sea adecuado para la aplicación de la técnica.
4. Todo el grupo
recibe todas las ideas y el estímulo del consultor.
5. Cuando finaliza
el periodo señalado, el consultor propone una primera organización
de las ideas; todos los participantes opinan sobre ella hasta llegar a
una conclusión. También se puede optar para que sean los
participantes, organizados en pequeño grupos, los que hagan la primera
propuesta.
6. El grupo acuerda
una o varias conclusiones posibles.
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