1. Identificar
el concepto o conceptos básicos del proceso que quiere enseñarse.
2. Determinar el
tipo de simulación que se prepara. Así podremos establecer
el material necesario y el grado de libertad de actuación de los
estudiantes.
3. Definir las
diferentes situaciones del entorno que quiere simularse. Tenemos que tener
presente que una situación puede representarse desde diferentes
perspectivas.
4. Crear los objetos
que hay en cada situación e incluir las reglas sobre cómo
interactúa cada objeto con los demás.
5. Preparar la
información adicional en forma de recurso multimedia (texto, audio,
vídeo o gráficos) que puede incluirse y que servirá
de feedback para cada situación.