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En esta tipología de SS la financiación se fundamenta en los impuestos recogidos en el ámbito local, regional o central. No sólo existe una cobertura universal, a toda la población y gratuita en el punto de contacto asistencial, sino que los ciudadanos tienen accesibilidad a cualquiera de los procedimientos disponibles en dichos sistema.
Por lo general, al menos en los inicios de este sistema, el gobierno actúa tanto de financiador y supervisor, como también de proveedor mayoritario de la atención sanitaria. Es precisamente la progresiva diferenciación y separación entre financiación y provisión de la asistencia una de las características más significativas de las reformas en estos modelos de SS, reforma desarrollada fundamentalmente para favorecer la competencia entre proveedores, creando una especie de mercado interno mediante la selección y compra de servicios, y la eficiencia en el conjunto del sistema.
En los Sistemas Nacionales de Salud (SNS) no existe, en principio, una selección adversa de pacientes por riesgo. Sin embargo, el acceso libre y gratuito comporta un riesgo o abuso moral (moral hazard) al modificarse la conducta del asegurado, afectado a su riesgo, y que puede traducirse también en una demanda excesiva de servicios cuando los usuarios no soportan de forma directa e inmediata los costes de la asistencia.

Conviene diferenciar los SNS, como los del Reino Unido, Suecia o España, del modelo de Seguro Nacional de Salud, como el de Canadá. En este último caso existe un sistema nacional para financiar la asistencia médica y sanitaria, pero la provisión se realiza a nivel regional, local o estatal mediante contratos con centros públicos o privados. Así, las distintas provincias que configuran Canadá, poseen y gestionan su propio seguro de enfermedad, siendo la provisión, en general, realizada por parte de proveedores privados con o sin ánimo de lucro.
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