Definiciones y un poco de historia
 
 

La medicina basada en la evidencia (MBE) es un fenómeno en el campo de la medicina asistencial que adquiere relevancia a principios de los 90 cuando un grupo de epidemiólogos clínicos e internistas vinculados a la universidad canadiense McMaster se constituye como grupo (Evidence-based Medicine –EBM– Working Group) y publican en la revista Jama un artículo donde plantean un nuevo enfoque en la práctica y docencia de la medicina.


La MBE, que sus propios promotores atribuyen un carácter de paradigma científico, ha sido definida como la utilización consciente y juiciosa de la mejor evidencia científica disponible proveniente de la investigación clínica, una vez asegurada la revisión crítica y exhaustiva de la misma, para la toma de decisiones en el cuidado de cada paciente particular.

Aunque los autores y difusores de la MBE argumentan especialmente sobre este aspecto de la evidencia científica como guía en las decisiones clínicas, no desdeñan los otros aspectos importantes de la práctica médica: la experiencia y juicio clínico y las preferencias de los pacientes.

Lo que hace la MBE es poner en cuestión el sistema tan común de informar sobre las decisiones clínicas basándose en lo recomendado por los libros de texto, la opinión de las autoridades científicas del entorno o ‘expertos’ y en la experiencia personal que, sin dejar de poder ser valiosa, no deja de ser subjetiva y sujeta a posibles sesgos.

La MBE no surge de forma espontánea sino que responde a un entorno extraordinariamente cambiante en el conocimiento médico y en la práctica de la medicina. Por una parte la investigación biomédica, tanto la básica como la aplicada, ha conocido un ‘boom’ en la segunda mitad del siglo XX sin precedentes. Al importante desarrollo tecnológico se junta un gran progreso en el campo metodológico, especialmente con el desarrollo de los ensayos clínicos controlados y aleatorizados que, introducidos en medicina a mediados de siglo, ha pasado a convertirse en el estándar de diseño para evaluar las intervenciones médicas. La proliferación de grupos de investigación y de publicaciones médicas ha desbordado al clínico práctico que se ve incapaz de absorber todo este gran volumen de información, de discernir lo que es valioso y fiable de lo que no y, en definitiva, a mantenerse al día para poder afrontar, incorporando el mejor conocimiento científico existente en su momento, los problemas médicos cotidianos de sus pacientes. De ahí, toda la serie de artículos publicados por el grupo de McMaster sobre cómo hacer el mejor uso de la literatura científica existente (serie Users' guide to the medical literature).

La MBE no es, como se pueda pensar, tan sólo aquello relacionado con los ensayos clínicos aleatorizados, estudios de eficacia, ya que también valora otros tipos de diseños como pueden ser los transversales para analizar la exactitud de una prueba diagnóstica o los estudios de seguimiento para evaluar cuestiones pronósticas o de efectos secundarios, aunque eso sí, en el ámbito terapéutico considera el enfoque experimental como el más idóneo.

 
Contenido complementario

No obstante, temas más relacionados con las implicaciones organizativas, sociales, legales y éticas resultantes de la introducción y difusión de las tecnologías médicas no son completamente abordados por la MBE.

 
    Inicio