Es necesario establecer el período de tiempo que se quiere considerar, y éste ha de estar en consonancia con los objetivos del estudio. Este horizonte temporal tiene que hacerse explícito ya que condiciona los resultados del análisis.
Así, los resultados a corto, medio o largo plazo pueden ser diferentes. Un horizonte temporal demasiado largo puede introducir nuevos elementos o factores a tener en cuenta, como son recaídas o recidivas, aparición de complicaciones a largo plazo o comorbilidad que pueden complicar el análisis hasta hacerlo prácticamente inviable. Un horizonte temporal demasiado corto puede subestimar o incluso obviar algunos resultados interesantes o puede considerar unas medidas de los resultados intermedias poco adecuadas. Por tanto, lo más adecuado es escoger un horizonte temporal comprensible, razonable y factible que refleje lo mejor posible el proceso real de toma de decisiones, pero a la vez exhaustivo, de acuerdo con la condición clínica que nos ocupa.