Segmentación de los públicos objetivo o diana
 
 

La segmentación e identificación de los públicos diana será útil para cuantificar los destinatarios potenciales de la información, para seleccionar los medios de comunicación más idóneos en cada caso, así como el tipo de mensaje que se utilizará.

Esta segmentación consiste en agrupar los destinatarios de la información y de las actividades comunicativas en diferentes colectivos en función de la homogeneidad de su posición, su nivel de conocimientos, su contexto, sus comportamientos y/o sus actitudes.

Una segmentación precisa de los públicos diana y la elaboración de conclusiones y recomendaciones, particularmente, dirigidas a ellos de acuerdo, por ejemplo, con el grado de especialización o de implicación de éstos, incrementará las posibilidades de que la acción comunicativa obtenga resultados positivos.

Una mayor individualización de los públicos diana ayuda a conocer mejor y a poder establecer patrones sobre sus necesidades, percepciones, expectativas, barreras, e incentivos con la finalidad de influir en los procesos de implementación de las recomendaciones científicas surgidas del proceso evaluador. Este punto es de suma importancia, puesto que las características de los grupos diana pueden ser fundamentales para predisponer, aceptar o rechazar el mensaje.

Los destinatarios o públicos objetivo pueden agruparse básicamente en: políticos, directivos, gestores, clínicos y pacientes. También pueden clasificarse en referencia al entorno laboral, de atención hospitalaria, especializada, primaria, o al ámbito geográfico y/o lingüístico.

Entre los grupos diana es preciso prestar especial atención a los llamados "influenciadores" que son aquellos individuos u organizaciones cuyas opiniones son muy valoradas por el resto de destinatarios del mensaje, y que pueden apoyar o propiciar el rechazo en la adopción de nuestras recomendaciones.

Por otro lado, los "prescriptores" son individuos u organizaciones que imponen a los destinatarios la decisión sobre la adopción o no de las recomendaciones. En este caso, este papel puede ser jugado básicamente por políticos, directivos y/o gestores de instituciones sanitarias.

 
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