Entre los pacientes VIH la aparición de episodios depresivos es frecuente.
Diagnóstico
El diagnóstico puede verse ensombrecido por la aparición de síntomas orgánicos propios de la enfermedad, tales como disminución del apetito, pérdida de peso, anergia e insomnio.
En el diagnóstico diferencial hay que tener en cuenta la presencia del complejo Demencia-SIDA, que requerirá un especial manejo y una detallada evaluación psiquiátrica
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Tratamiento
El principio de todo tratamiento antidepresivo, en cualquier paciente, es la elección de un antidepresivo que presente la máxima eficacia con los menores efectos secundarios
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Los principios del tratamiento de la depresión en pacientes VIH son del todo similares a los principios de tratamiento en la población general y en pacientes con otros trastornos médicos.
La eficacia de los antidepresivos es la misma en los pacientes infectados por el VIH que en los no afectados por la enfermedad.
Respuesta de los pacientes VIH positivos
Son similares en sus respuestas a los fármacos antidepresivos a los pacientes ancianos: pueden responder a dosis bajas de tricíclicos, pero también pueden experimentar efectos anticolinérgicos severos a esas dosis
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Son pacientes propensos, especialmente, al deterioro cognitivo y funcional si se toman agentes anticolinérgicos, tales como antidepresivos tricíclicos sedantes, especialmente si estos pacientes tienen previamente déficits cognitivos
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Los pacientes SIDA con la enfermedad desarrollada son más propensos a los efectos secundarios de los fármacos, y a una respuesta terapéutica incompleta, que los pacientes seronegativos
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Se ha observado que los tratamientos con psicoestimulantes son particularmente efectivos en los pacientes VIH con marcada astenia o daño cognitivo
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Dosificación
Una vez elegido el antidepresivo, el tratamiento debe continuar durante 6-8 semanas hasta que se evalúa la respuesta del paciente a la dosis específica.
En caso de ser necesaria una rápida mejoría de la depresión, las dosis pueden escalarse más rápidamente, teniendo en cuenta que puede ser necesario disminuir la dosificación si hay efectos secundarios.
Una vez se ha encontrado la dosis efectiva, es necesario continuar el tratamiento durante 6 a 12 meses.
La dosis debe variarse si el paciente desarrolla efectos secundarios con la medicación o requiere un aumento de la dosis, debido a factores estresantes intercurrentes, o a una mala absorción de la sustancia.