El camino intuitivo para realizar un cálculo que permita valorar el grado de ajuste (o de desajuste) entre las frecuencias observadas (empíricas) y las frecuencias esperadas (teóricas) es el siguiente:
- Calcular las diferencias entre unas frecuencias y otras para poder medir la discrepancia que hay entre sí.
- Positivar esta diferencia, porque tanto se aparta del modelo una diferencia en un sentido como en otro. Las elevaremos al cuadrado tal como se realiza la desviación estándar, por ejemplo. Si no lo hicieramos así, unas desviaciones se compensarían con otras en lugar de sumarse.
- Relativizar o ponderar las diferencias cuadráticas obtendias. No es lo mismo obtener 22 flores rosas más de la cuenta en un cruce que ha dado 444 flores, que obtener 22 en un cruce que ha dado 4.444 flores. Esta relativización se realiza tomando como referencia los valores esperados.
- Sumar para obtener la discrepancia total.
Matematizando el itinerario sugerido obtenemos lo siguiente:
- Si Oy representa la frecuencia observada en cada clase, Ey la frecuencia esperada en aquella clase de acuerdo con el modelo teórico que queremos confrontar, se define un estadístico que se representa como X2 mediante un sumatorio que se extiende a todas las clases de valores observados.

Conviene que observéis que no todos los valores de las diferencias Oy–Ey son independientes uno de otro, sino que su suma es 0. Si hay n clases de valores, sólo n–1 de las diferencias mencionadas son independientes.
Por ejemplo, si hemos observado 22 flores rosas "de más" respecto a las esperadas, seguro que habríamos obtenido menos flores blancas y menos flores rojas de las esperadas, 22 en total.
Suponiendo que la hipótesis nula es correcta, es decir que el modelo dado por las frecuencias esperadas se adecua con la experiencia que estudiamos, entonces el estadístico X2 tiene un modelo teórico prefectamente conocido: si hay n clases de valores es la distribución ji cuadrado con n–1 grados de libertad, representada como c
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Observaciones: