El concepto de liderazgo ha ido cambiando a lo largo del tiempo, según han ido evolucionando también las personas y las ideas que en torno a él se han ido formando a lo largo de la historia.
Por eso, hablar ahora de liderazgo significa hablar de los valores que la sociedad espera de estos líderes. Es hablar de la importancia de que estos valores se reflejen en la conducta del líder, de la persona en quien una organización ha confiado su liderazgo y la gente ha depositado su fe y esperanza.
Lo que os queremos explicar son algunas de las ideas principales que tienen que hacer reflexionar al líder -o a los que lo quieran ser-, y que giran alrededor, no de las características externas al liderazgo, sino de las que se corresponden a un estado interno o interior, a una calidad del alma, más que a un conjunto de características aprendidas en los libros o en las vivencias.
Liderar es un hecho transcendente y, por tanto, no puede ser el resultado de un trabajo básicamente mental; es, según nuestra opinión, una actitud del corazón, del espíritu, y por eso no todo el mundo puede ser un líder; sólo pueden serlo quienes lo son desde dentro de su propio interior.