El hipertexto, como sistema de organización de la información basado en la posibilidad de moverse dentro de un texto y hacia otros textos e hiperdocumentos diferentes por medio de palabras clave (anclajes), hace que el usuario tenga la sensación de encontrarse ante una gran obra hipertextual que puede explotarse para extraer información de ella.
Se puede decir, en consecuencia, que la función principal de los hipertextos y las hipermedias es la de establecer, sobre un conjunto de documentos, distintas posibilidades de itinerarios transversales, es decir, itinerarios que permitan ignorar la linealidad y la secuencialidad habitual en los documentos, y la distinción formal que se establece en ellos.
Gracias a la informática, los saltos hipertextuales son una inmediatez inherente a la condición de hipertexto. Este tipo de organización de los contenidos no es nueva; ya la encontramos, por ejemplo, en las ayudas de los programas informáticos o en los CD-ROM; sin embargo, con la interpolación del web, esta posibilidad aumenta hasta unos niveles cuyo límite no conoce nadie. Éste es un problema asociado al hipertexto; el usuario no sabe qué cantidad de información hay, cuál es su alcance real, cuánto ocupa una obra hipertextual; ¿tiene final? Conocemos su inicio, pero su ramificación puede hacer que no encontremos un perfil de ámbito para la obra.
Esto no sucede en las obras impresas. Sabemos cuánto ocupa un libro, pues tiene un volumen de páginas concreto, unos tamaños determinados, unos capítulos, un número determinado de párrafos, se puede dejar su consulta en un punto concreto decidido por el usuario para volver a él en otro momento, y el lector sabe cuánto camino ha recorrido y, por defecto, cuánto le falta para llegar al final. Esto no es posible con la obra hipertexto. En contrapartida, el documento impreso es una obra cerrada, y permite referencias a otras obras, como es el caso de las referencias bibliográficas, pero pierde la inmediatez de su consulta. En cambio, el hipertexto es una obra abierta, muchas veces sin itinerarios, donde la interacción y la inmediatez se representan al usuario mediante anclajes, que puede activar o no, según su criterio, por lo que en definitiva se trata de una obra en desarrollo constante.
El hipertexto presenta una serie de ventajas que conforman, en buena parte, el corpus de su finalidad:
- Ofrece una alternativa a la lectura secuencial, donde el texto tradicional obliga al lector a seguir linealmente el discurso desde el inicio hasta el final. El hecho de ir saltando dentro del contenido puede suponer la pérdida o la desorientación al desaparecer el hilo narrativo del contexto. También podemos estar interesados en asociar sólo puntos referenciales o datos dispersos, sin tener que seguir el esquema estructural propuesto.
- Sirve como alternativa a la organización arbitraria de la información, gracias al hecho de que los conceptos se pueden ir enlazando unos con otros mediante anclajes. El orden de representación no es un factor importante, y sí pueden serlo mucho más la representación y el significado dentro de la red semántica conceptual; este aspecto resulta totalmente impensable en una enciclopedia, por ejemplo, cuya clasificación alfabética dificulta la ampliación de información, y el orden de presentación de palabras provoca que no se puedan relacionar por los conceptos a los que se refieren.
- Sin embargo, cumple una finalidad clave en la organización jerárquica de la información, ya que permite el establecimiento de enlaces asociativos entre diferentes documentos, incluso de disciplinas o áreas temáticas diferentes, de manera bastante parecida a la forma de trabajar de la memoria humana.
- Aporta la flexibilidad en el acceso a los contenidos, gracias al hecho de que permite organizar el mismo conjunto de información de muchas maneras distintas y, al mismo tiempo, de manera que se puede llegar al mismo lugar desde diferentes vías, sin que ninguna tenga que ser la más correcta. En eso consiste la importancia de la flexibilidad del hipertexto, sin que se deban especificar vías de acceso concretas para encontrar la información que se desea.
- Otra función es la de permitir la interacción simultánea de diferentes medios multimedia. Gracias a la hipermedia, podemos asociar diferentes tipos de informaciones y objetos.
- Permite también un aprendizaje funcional personal. Obviamente, es necesario que la información sea de interés y que esté bien explicitada, de modo que deje el grado de asimilación al mismo usuario. Así, posibilita respetar el punto de partida individual de cada uno, y favorece las distintas estrategias de aprendizaje que se adaptarán a las preferencias de cada aprendiz.
La hipertextualización utiliza, de este modo, la representación de redes de conocimientos implícitos mediante enlaces de redes físicas de base informática. De esta manera, de acuerdo con unas necesidades concretas del usuario, no es suficiente hacerlo navegar por todas las partes de los documentos que contengan determinados elementos, lo cual puede ser totalmente pobre y trivial.
El hipertexto afronta, además, necesidades más definidas, no sólo de semántica general, sino también de semántica pragmática, es decir, la representación del conjunto de conocimientos humanos: cómo intervienen, cómo se relacionan y cómo se hacen las representaciones contextuales de un término u otro. En definitiva, aplicar otros métodos que no formen parte de las convenciones formales de los hiperdocumentos.
Hay que pensar que un hipertexto permite poner las capacidades de cálculo y de presentación de un ordenador al servicio de la información, estructurada o no, de los contenidos, y realiza asociaciones entre los distintos elementos, provenientes de naturalezas totalmente distintas y establecidas por la inteligencia o la intuición del usuario.