Podemos considerar Internet como la principal herramienta de la revolución social que nos ha tocado vivir en nuestros días.
En sus inicios, Internet fue una enorme red de comunicaciones dedicada a usuarios avanzados, puesto que los servicios que facilitaba (correo electrónico y transferencia de ficheros) se realizaban mediante complejos comandos y protocolos de comunicación que el usuario debía conocer.
El diseño del HTML (Hypertext MarkUp Language) por parte de Tim Berners-Lee permitió la publicación en red de documentos hipertextuales e hipergráficos en los que una simple acción del ratón hace que el usuario pueda "navegar" mediante saltos de un documento a otro, sin la necesidad de conocer los protocolos o sistemas operativos. En esta simplificación de uso radica buena parte del éxito de la WWW.
Para visualizar los documentos HTML son precisos una serie de programas especializados denominados genéricamente navegadores o browsers, entre los cuales los más populares son Navigator, de Netscape, e Internet Explorer, de Microsoft. Estos programas, ejecutados de manera local, conectan mediante la Red con los servidores web para consultar y obtener los documentos electrónicos.