Medición de la frecuencia de las enfermedades

Atrás

La incidencia y la prevalencia son las dos mediciones principales de la frecuencia de enfermedades. Usamos estos indicadores en lugar de cifras absolutas para comparar la aparición de enfermedades en diferentes poblaciones, o en la misma población, después de algún periodo, ya que, a diferencia de las cifras absolutas, la incidencia y la prevalencia se ajustan a las diferencias en los tamaños de población.

Los indicadores de incidencia están diseñados para medir la tasa, cuántas personas no enfermas contraen la enfermedad durante un periodo específico, o sea, el número de casos nuevos de una enfermedad. La tasa de incidencia expresa la probabilidad o el riesgo de la enfermedad en una población durante el tiempo. Por consiguiente, cuando una población tiene una incidencia de enfermedades más grande que otra, decimos que la primera población corre un mayor peligro o riesgo de contraer la enfermedad que la segunda, asumiendo que otros factores en estas poblaciones sean similares.

Ejemplo
En 1995, se contabilizaron 1.302.791 casos nuevos de malaria en la región de las Américas; se estimó que la población a mediados de año en la región era de 178.611.000 habitantes. Por lo tanto, la incidencia de la malaria, expresada por 100.000 personas, fue de 729.

Ejemplo

Existen clases especiales de medidas de incidencia: (a) La tasa de ataque se utiliza para situaciones en que la población entera de interés ha sido expuesta a un factor en un periodo corto, como ocurre con las epidemias y (b) la tasa de ataque secundario que se usa para medir el desarrollo de la enfermedad entre contactos de casos conocidos, en su cálculo se excluye, tanto del numerador como del denominador, los casos primarios.

Contenido complementario

La prevalencia mide el número de personas enfermas de una población en un punto determinado del tiempo. La prevalencia puede ser prevalencia momentánea o de punto o prevalencia de periodo, dependiendo del marco de referencia en el tiempo; podemos asumir este punto en el tiempo como un día, como el 1 de enero de 1996, o como un periodo comprendido entre enero y junio de 1996.

Ver tabla

La incidencia y la prevalencia se expresan como tasas y proporciones, respectivamente.

La incidencia refleja la tasa de aparición de enfermedades. Un cambio en la incidencia significa un cambio en el equilibrio de los factores "causales", tanto por tratarse de una fluctuación que ocurra naturalmente, o por la aplicación de un programa de prevención eficaz. La incidencia es especialmente importante para el investigador que busca las causas.

La prevalencia, sin embargo, depende de dos factores: la incidencia y la duración de la enfermedad. Por lo tanto, un cambio en la prevalencia puede reflejar un cambio en la incidencia o duración, o ambos.

Ejemplo

Por ejemplo, la mejoría en la terapia de una enfermedad puede evitar la muerte pero, como no produce recuperación, puede suscitar un efecto aparentemente paradójico, que se expresa en un aumento de la prevalencia, al aumentar la duración de la enfermedad.

La disminución en la prevalencia puede resultar no sólo por una disminución en la incidencia, sino también al acortar la duración de las enfermedades por medio de la recuperación o de la muerte más rápida. Además, si la duración disminuyera suficientemente, podría darse una disminución en la prevalencia a pesar de un aumento de la incidencia. Los planificadores de salud usan la prevalencia porque mide la necesidad de tratamiento y las camas de un hospital, y porque ayuda a planificar los servicios y las necesidades de los recursos humanos.

La prevalencia puede determinarse por una sola encuesta, mientras que la incidencia es más difícil de medir. Una población definida, inicialmente libre de la enfermedad en cuestión, debe seguirse durante un periodo para evaluar el número de casos nuevos.

Todas las medidas de morbilidad pueden ser más significativas cuando se remiten a un sector específico de una población, de un lugar o de tiempo. O sea, pueden expresarse por la edad, el sexo, la ocupación, la exposición a un agente causal potencial de la enfermedad, la residencia, etc.

Arriba