El acuerdo es mucho más fácil si ambas partes se sienten propietarias de las ideas. Todo el proceso de negociación se hace más fuerte a medida que cada una de las partes pone su imprimatur, poco a poco, en el desarrollo de una solución. Cualquier crítica de los términos y su cambio subsiguiente, cada concesión, es una marca personal que el negociador pone en una propuesta. Una propuesta debe evolucionar de forma que incluya la cantidad suficiente de sugerencias de ambas partes para que cada una las sienta como propias.

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