Clasificación por tamaño
En general, el tamaño de una organización condiciona de una manera directa los recursos necesarios para prestar el servicio adecuado y, por lo tanto, el tamaño y complejidad del área informática que tiene que gestionarlos. Cuando el área informática crece y el número de recursos (máquinas y aplicaciones) va aumentando, es casi inevitable que se produzca una pérdida de homogeneidad entre ellos, ya sea porque se añaden equipos más modernos o porque se multiplican los servicios que hay que proporcionar. Esto provoca que aumente de manera proporcional la complejidad de gestionar el sistema, con el consecuente peligro de pérdida de eficacia. Las organizaciones tienen que afrontar esta situación estableciendo políticas, métodos de gestión y procedimientos de instalación y mantenimiento estandarizados. A continuación, se exponen las diferentes tipologías de organizaciones que se derivan de considerar su tamaño y distribución.
El área informática también refleja esta descentralización, de manera que cada sede implanta su sistema informático con relativa independencia de las demás. Este esquema descentralizado ha resultado muy favorecido por la aparición de los PC, ya que permiten una potencia de proceso y almacenamiento considerable a un coste reducido. De todos modos, en una organización siempre es necesario compartir buena parte de la información, por esto, un reto importante de este tipo de estructuras es implantar un sistema de comunicaciones capaz de conectar varios tipos de sistemas entre sí, no sólo en lo que concierne al hardware, sino también con diferentes procedimientos y parametrización del software. En cualquier caso, esta descentralización puede comportar algunos peligros. Si los sistemas informáticos de cada sede llegan a divergir demasiado, la intercomunicación entre ellas puede resultar muy difícil e, incluso, ser tan complicada que resulte impracticable. También puede reducir la posibilidad de compartir aplicaciones entre sedes, con lo cual nuevamente se dificulta la interrelación. En otro nivel, esta falta de homogeneidad provoca que se tengan que diseñar y mantener diferentes tipos de hardware y software para hacer, esencialmente, lo mismo, con lo cual aumentan enormemente los costes de desarrollo y formación del personal. Puesto que la mayor parte de los recursos se concentran en la sede central, también es allí donde se sitúa la mayoría del personal del área informática. Por esto, en la central se diseña y decide la práctica totalidad de los procedimientos de gestión del sistema y, desde ella, se difunden como directivas de actuación para las sucursales. El resultado es un sistema informático más homogéneo que en el caso anterior. Esta estructura responde con bastante fidelidad al modelo tradicional, en el que hay un gran ordenador central con terminales sencillos en las sucursales. La aparición de los PC, como ya se ha dicho, aporta potencia de procesamiento a bajo coste y ha permitido sustituir terminales por PC, con lo cual las sucursales disponen de capacidad de cálculo sin necesidad de utilizar el gran ordenador central. De todas maneras, el peso de la gestión informática, como el almacenamiento y procesamiento de los datos, se continúa llevando a término en el ordenador central. |
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