Igual que en las actividades de modificación, cuando llevamos a cabo el mantenimiento, su supervisión y aprobación se tienen que centralizar.
Una buena organización sería la estructurada alrededor de un controlador de mantenimiento, de manera que todas las peticiones de mantenimiento llegarían hasta él, y él las dirigiría al supervisor de mantenimiento correspondiente, una persona que debe estar familiarizada con una parte del programa. La evaluación realizada por el supervisor se transmite al personal encargado de controlar todos los cambios que se realicen en la configuración del software. Desde el control de cambios se definen las posibles acciones y se envían al personal de mantenimiento que las efectuará. Los cambios nuevos, una vez probados, serán registrados para que empiecen a formar parte de la configuración del software.
Las acciones de mantenimiento pueden documentarse mediante tres tipos de formularios, que son los siguientes:
Formulario de petición de mantenimiento: lo rellena el usuario o la persona que detecta el error. Tienen que constar las circunstancias en las que aparece el error (datos de entrada, listas, etc.) y debe ser tan completo como sea posible.
Informe de cambios del software: lo rellena al supervisor de mantenimiento correspondiente. En su evaluación tienen que aparecer, entre otros datos, el esfuerzo necesario para efectuar el cambio, la naturaleza de las modificaciones, las implicaciones que comporta y la prioridad que tienen.
Registro de información de mantenimiento: es aconsejable que en este documento aparezcan el formulario de petición de mantenimiento y el informe de cambio asociados, el número de sentencias fuente, el número de instrucciones en código máquina, el lenguaje de programación usado, el número de ejecuciones del programa desde la instalación, el número de errores asociados en las ejecuciones anteriores, la descripción del cambio, el número de sentencias fuente añadidas y eliminadas en los cambios, el número de personas y de horas que requiere cada cambio, la fecha de cambio, la persona encargada del cambio y los beneficios netos de los cambios, entre otras cosas.
El último documento, además, nos servirá para disponer de una buena información histórica para proyectos posteriores.
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Para finalizar, no está de más volver a recordar que cualquier cambio puede afectar a otros elementos del sistema. El hecho de tener una buena documentación nos ayudará a evaluar a qué elementos y de qué forma afectarán las acciones de mantenimiento que realicemos. Las pruebas que aseguren la corrección de los cambios también tienen que contar con estos elementos.
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