Con los productos en que la información constituye un componente principal, los costes fijos son muy elevados (los derivados de general al primera copia), mientras que los variables son relativamente bajos, en algunos casos cercanos a 0. Esto lleva a sustanciales economías de escala: cuantas más copias se producen, más se reduce el coste medio de producción por unidad.
Por otro lado, si la producción se detiene, los costes fijos de producir la primera copia no son recuperables. La inversión en activos fijos se puede recuperar vendiéndolos, pero los costes de crear la primera copia de productos de información no se pueden recuperar: si una película al final no se produce, difícilmente se podrá vender el guión. Además, estos costes se deben pagar antes de producir la primera copia. Todo esto hace que el riesgo percibido (y real) por la empresa al producir productos de información sea mayor que otros tipos de productos.
Los costes variables, en la producción y distribución de información, también tienen sus particularidades: el coste variable ni aumenta ni disminuye y no existen limitaciones físicas al número de copias.
Desde el punto de vista de marketing, la combinación de bajo coste y capacidad ilimitada de producción ofrece muchas oportunidades en forma de promociones, en que se puede ofrecer el producto prácticamente gratis (asimismo, con coste prácticamente 0) para que el cliente pueda experimentar una de sus versiones.
Como el coste variable de producir una copia adicional es cercano a 0, mientras el precio sea superior a 0, otro competidor podrá ofrecer esa información a un precio más bajo. El efecto de la competencia, que tiende a reducir precios hasta márgenes mínimos, hará que en mercados de información en situación de competencia ideales el precio tienda rápidamente a 0. Una vez las empresas han recuperado su inversión inicial en producir la información, nada les impide ofrecer el producto a precio cero.