Los protocolos IP y TCP son un par de protocolos muy compenetrados.
El protocolo IP es un protocolo de interconexión de red orientado en datagrama. Por tanto, no dispone del concepto de circuito virtual, de manera que no es capaz de recuperar tramas perdidas, ni de garantizar que las tramas se entregarán en el orden correcto –ya que los paquetes pueden seguir caminos diferentes y, por tanto, sufrir diferentes retrasos–, ni que el ritmo de recepción sea el adecuado para que el receptor procese los datos de forma conveniente.