Cuando la política y estrategia de la organización está definida, la organización
tiene que ser capaz de transformarla en objetivos y planes operativos a corto,
medio y largo plazo. Uno de los procesos más eficaces para asegurar que los
planes operativos conduzcan al cumplimiento de las estrategias es el despliegue de objetivos,
que consiste en la asignación de una serie de objetivos en cascada a todos los niveles de
la organización, de modo que los objetivos de cada nivel soporten la consecución
de los objetivos de nivel superior. En este momento es importante que la
empresa tenga en cuenta las relaciones cliente – proveedor interno y los
procesos de la organización. Algunos criterios más para marcar objetivos pueden
ser la amplitud o gama del producto o servicio, el tiempo de respuesta, el
grado de innovación que cada nivel o unidad operativa debe introducir, el coste
que la unidad puede generar, el grado de variabilidad aceptable en el producto
o servicio, etcétera.