Conocimiento y generación de valor

	La cadena de valor del conocimiento
	La gestión del conocimiento es algo que se ha venido haciendo desde siempre. De hecho, las sociedades no evolucionarían si no pusieran en práctica alguna actividad de este tipo. Actualmente se requiere que la gestión del conocimiento desarrolle esfuerzos adicionales para saber lo que sabemos y utilizarlo como cimientos para seguir creando. De lo contrario, estaríamos abocados a inventar la rueda una y otra vez, con lo que eso supone de desperdicio de esfuerzos.
	Por otro lado, cuando hablamos de cadena de valor estamos hablando de:

Un conjunto de actividades básicas y de apoyo que ha de desarrollar una organización para entregar productos y servicios a sus clientes, de manera competitiva, esto es con el empleo de una cantidad de recursos o insumos que son, en términos de valor menores que los outputs o resultados.

	El margen de diferencia entre los inputs y los outputs de la organización son el valor agregado o margen de beneficios o pérdida que la misma obtiene. Serán más competitivas aquellas organizaciones que puedan incorporar mayor valor y que puedan hacer que el mercado las reconozca como tal.
	El margen adicional reconocido por el cliente puede traducirse en términos de precios más competitivos o reinvertidos en desarrollo de mejores prestaciones, un servicio más personalizado, desarrollo de nuevos productos, etc. lo que indudablemente reforzará un posicionamiento competitivo más diferenciado.
	La gestión del conocimiento, por lo tanto, debe ayudar a la organización a ser más eficiente, a tener una ventaja competitiva. Y esto significa que ha de ser capaz de resolver los problemas relevantes para ser competitiva y generar valor.
	Lo que quiere decir que la organización ha de ser capaz de:
	Elegir los problemas clave (y aquí hay que tener muy presente al cliente). Resolverlos utilizando el menor número posible de recursos (no sólo haciendo uso de las tecnologías disponibles, también haciendo buen uso de los recursos que ya tenemos, como el conocimiento de cada empleado y el saber hacer de la organización) en el menor tiempo posible. Utilizar este proceso para alimentar y aumentar su saber hacer.
	Todo ello implica enfocar a la organización hacia una filosofía de gestión del conocimiento que signifique una revisión de los enfoques tradicionales de gestión, de las políticas de desarrollo de los empleados y de la gestión de los empleados con conocimiento.

Esencialmente, esta gestión del conocimiento engloba procesos que buscan una combinación sinérgica de:

Datos
Capacidad tecnológica para el procesamiento y difusión interna de información creatividad y capacidad de innovación
Capacidad de aplicación de las innovaciones
Capacidades para la aplicación de soluciones

En este entorno, la gestión del conocimiento es una fuente fundamental de valor añadido por las siguientes razones:

Permite la creación de una estructura conceptual práctica para la visualización de todos los procesos organizacionales como procesos de conocimiento. Un buen modelo es el de la European Foundation for Quality Management.
Los activos intangibles son los más difíciles de imitar por la competencia y por ello también generan ventajas competitivas más duraderas, gestionar el conocimiento será una competencia clave para el éxito empresarial.
El entorno dinámico en que se mueven las organizaciones en la nueva economía impone la necesidad de contar con capacidades para la adaptación y renovación sistemática y profunda, y ello será realizado con una mayor probabilidad de éxito si se pueden explotar las sinergias que la gestión del conocimiento puede ofrecer.

Lo que funcionó bien hasta ayer u hoy no tiene porque ser lo que funcionará a partir de mañana. Apegarse a estas fortalezas de antaño puede ser como atarse un peso mientras se intenta nadar en un torrente turbulento.