Nosotros somos la parte más importante en el proceso decisional. Todo depende de la forma en que hacemos frente a los problemas y de nuestra manera de ser. Hay que saber cuán preparados estamos para afrontar los problemas, cuáles son nuestros puntos débiles y cuáles los fuertes.
Hay factores personales que intervienen directamente en el proceso decisional. estos pueden tener un impacto positivo o negativo. Más tarde profundizaremos en los aspectos emocionales, pero ahora te propongo analizar un caso.

A pesar de haber seguido las diferentes fases del proceso decisional y haber encontrado la mejor solución, no evita que en algunos casos, como el que acabamos de ver, aparezcan una serie de sentimientos que nos pueden bloquear o impedir aplicar la solución encontrada.
Evidentemente, no siempre estamos en situaciones tan dramáticas como en el caso de Isabel y Manuel, pero no podemos descuidar los aspectos emocionales. Sin ir más lejos, en el caso, por desgracia frecuente, de tener que despedir personal de una empresa (una vez hechos los cálculos económicos y cumplido las diferentes fases decisionales), el que la decisión sea la correcta no hace más fácil implementarla para quien tiene que despedir al personal.
Las organizaciones de cualquier tipo no son más que redes humanas. Las decisiones que se toman siempre tienen un mayor o menor impacto en las personas. Por eso no podemos dejar de lado los factores emocionales.
También es cierto que todos somos diferentes y reaccionamos de manera distinta frente a un problema o un conflicto. Cada uno tiene su manera de posicionarse y de valorar el impacto de una determinada situación.
Las características de la personalidad que pueden afectar más al proceso de toma de decisiones se podrían resumir como sigue:
Perfeccionismo
El perfeccionismo se caracteriza por el deseo o la necesidad de que todo lo que se haga ha de estar muy bien. Esta necesidad puede llevar a un bloqueo al tener que afrontar situaciones en las que ninguna solución es perfecta, en las que se ha de escoger entre alternativas mejores o peores, pro no buenas o malas.
Necesidad de control
Es una actitud de miedo y preocupación por lo que pueda pasar, de forma que se ha de tener todo bajo control y nada puede escaparse de entre las manos. Se trata de evitar situaciones desagradables y, sobre todo, de incertidumbre. La mayor parte de procesos decisionales comportan un cierto grado de incertidumbre, lo que provoca una serie de conflictos para las personas "controladoras".
Exceso de responsabilidad
Es cuando no se tienen claros los límites entre la responsabilidad propia y la de los demás. La persona hiper-responsable tiende a asumir ña responsabilidad de hechos que están más allá de su ámbito de actuación.. Es probable que este tipo de personas se sienta culpable por las consecuencias negativas de una decisión, de manera que, para evitar dichos sentimientos de culpa, trate de no decidir, de buscar soluciones no válidas o de aplazar las decisiones.
Necesidad de seguridad
Es querer estar seguros cien por cien de que la decisión tomada es la buena, tener aversión por las dudas o la inseguridad. Puede comportar la no toma de decisiones o su aplazamiento.
Falta de asertividad
Ya hemos hablado en el módulo 2, pero debemos citarla aquí también. la necesidad de aprobación se caracteriza por el peso excesivo que se puede otorgar a la opinión de los otros en relación a nuestra auto-estima. A veces, la implementación de una solución o decisión supone la presión o resistencia de los demás. Recordemos que la persona asertiva es aquella que es capaz de defender sus derechos y opiniones sin herir a los demás. .
Acabamos de describir una serie de factores negativos que pueden influir en el proceso decisional; evidentemente, la falta de estos factores es un elemento positivo. De hecho, en nuestra personalidad todos tenemos un poco de cada factor en un grado u otro. En el trabajo en equipo es positivo encontrar personas con diferentes grados de "negatividad" ya que esto ayuda a encontrar buenas soluciones, gracias a la interacción y la compensación de tendencias. Por ejemplo, si en nuestro equipo hay alguien necesita seguridad o alguien es "controlador" en exceso, nos puede ayudar a valorar los riesgos de implementar una solución.
También hay que decir que cualquiera de nosotros puede actuar influenciado por uno o varios factores, en diferentes grados, según la situación que hemos de afrontar. Por ejemplo, una persona que normalmente no da señales de ninguno de estos factores negativos, el día que va a esquiar lo quiere tener todo controlado por miedo a un accidente.
Estos factores pueden influenciar el proceso decisional (y de hecho lo hacen). Por eso hay que tenerlos en cuenta a la hora de mejorar nuestra capacidad de tomar decisiones. Volveremos a hablar en el capítulo 3 (Los cuatro pilares de nuestra conducta).
Si hemos hablado de factores personales que nos pueden condicionar, hay que hablar también de las habilidades que necesitamos para resolver problemas y tomar decisiones adecuadas.
Habilidades que necesitamos:
- fluidez
- flexibilidad
- originalidad
- elaboración