Los sentimientos son emociones, y por débiles que sean los sentimientos que experimentamos respecto a un objeto, revelan la emoción que sentimos. Pero en lenguaje coloquial los sentimientos de cierta intensidad y brusquedad son los que denominamos emociones. La emoción ha de irrumpir bruscamente, y atenuarse rápidamente, aunque más despacio que como se inició.

En el lenguaje coloquial la emoción es un sentimiento brusco e intenso, y respecto de lo que se califica sin más de sentimiento no habría más que una diferencia de grado, de magnitud. Lo que ocurre es que el límite entre emoción y sentimiento es imprecisable.

También las manifestaciones corporales –rubor, lágrimas, aceleración del pulso, respiración entrecortada y demás–, esto es, del resto del organismo, deben ser notadas expresamente por el sujeto emocionado.

En la emoción se experimenta tanto la experiencia (mental) cuanto las perturbaciones que tienen lugar en el organismo merced a ella (que es otra experiencia a su vez). En la literatura anglosajona emoción se hace sinónimo de sentimiento y se reserva para la emoción (emotion) las modificaciones o alteraciones fisiológicas; sentimiento (feeling) a la experiencia de las mismas.

En castellano coloquial, el término emoción se aplica a situaciones que conmueven, en el sentido de conmocionar: un acto de homenaje, la llegada de alguien querido después de unos años de ausencia, la muerte de un ser querido, pero no al miedo o la rabia. La emoción no puede separarse de la experiencia emocional, la experiencia provocadora, en última instancia el objeto que la suscita. Luego, el recuerdo de la experiencia de la relación con el objeto lleva consigo la reviviscencia de la emoción experimentada. Al recordar lo vivido, recordamos el miedo pasado, por ejemplo, y hasta podemos volver a vivir en buena parte la repercusión visceral primera. Mientras las experiencias son infinitas, y dependen de la evaluación cognitiva que de ellas se hace, las respuestas emocionales son escasas, prácticamente un mismo patrón de activación visceral, de mayor o menor intensidad.

1. Conjunto o repertorio de estados sentimentales de que puede disponer un sujeto situado en las más diversas relaciones con personas, animales, cosas, situaciones. Alguien tienen buenos y/o malos sentimientos. Puede usarse como sinónimo de afectos.

2. Los sentimientos son "objetos mentales" del que los experimenta, y, desde el punto de vista semiótico, son connotaciones que al sujeto le provoca el objeto. El asco, la antipatía que a Juan le suscita Antonia, son connotaciones de Juan (por eso pueden ser distintas de las que Antonia suscita a Pepe). Como tales connotaciones poseen tres predicados: diacrítico, identificativo y nominal.

El diacrítico se refiere a que "el sentimiento es mío" (un sentimiento adiacrítico es aquel que no se reconoce como propio: "Yo no odio a Augusta"; es ella la que me odia a mí; a mí me es indiferente"). El identificativo atiende al reconocimiento del tipo de sentimiento que se experimenta. El nominal acierta a designarlo o a parafrasearlo ( exitimizarlo).

1. Las emociones son una colección complicada de respuestas químicas y neuronales, que forman un modelo; todas las emociones tienen algún tipo de rol en la regulación de nuestro cuerpo, el principal es el de ayudar al organismo a mantenerse vivo.

2. A pesar de la importancia de que la cultura y el aprendizaje alteran la expresión de nuestras emociones y dan a la emociones nuevos significados, las emociones son procesos biológicos determinados, que dependen de forma innata del cerebro, el cual ha sido sometido a un largo proceso evolutivo.

3. Los mecanismos que producen las emociones ocupan una área fuertemente restringida en el conjunto de las regiones subcorticales del cerebro. Estas son parte de estructuras que a su vez regulan y representan nuestro cuerpo.

4. Todos los mecanismos pueden ponerse en acción de forma automática, sin que medie deliberación ninguna, existiendo una amplia variedad de respuestas en función de cada individuo y del impacto cultural.

5. Todas las emociones utilizan el cuerpo como medio privilegiado para expresarse, pero también las emociones pueden afectar el modo en que los circuitos cerebrales funcionan así como el funcionamiento del cuerpo. Esta colección de cambios constituye el substrato para que los modelos neuronales se conviertan finalmente en sentimientos y emociones.