La observación de los afásicos ha sido la fuente de nuevos conocimientos sobre la relación entre cerebro y lenguaje. Estos pacientes que sufren problemas de habla a consecuencia de una lesión cerebral, han permitido a neurólogos y neuropsicólogos a precisar más la interacción entre cerebro y lenguaje y entre lenguaje y pensamiento.

Fue en 1861 que el neurólogo francés Paul Broca l examinar el cerebro de un paciente que antes de su muerte era incapaz de hablar, descubrió que este paciente sufría de una lesión en el lóbulo frontal izquierdo. Poco después en 1864 Broca expuso su teoría de que el lenguaje dependía de una zona alojada en el hemisferio izquierdo del cerebro. Por cierto, n su honor esta zona se denomina " Zona de Broca". Unos años más tarde un alemán Karl Wernicke descubrió otra zona cerebral, en la superficie del lóbulo temporal, que en el caso de ser lesionada también provoca dificultades de lenguaje.

Los pacientes con la afasia de Broca tienen dificultades en producir frases y palabras correctas, aunque comprenden lo que les decimos. Los pacientes con la afasia de Wernicke producen un discurso fluido e ininterrumpido pero generalmente incomprensible y en especial no comprenden las órdenes que les decimos.

Ha llovido mucho desde entonces y hay miles de investigaciones que aportan nuevos datos sobre los comportamientos de los afásicos. En 1995 Rapp y Caramazza alcanzan una conclusión muy interesante: No son los mismos procesos mentales que están implicados en la significación de una palabra de los que están implicados en la forma. Esto nos será importante cuando tratemos del " hablar en público"…

Durante mucho tiempo se ha tenido por cierto que el lenguaje era indispensable para el pensamiento. Cuando el filósofo Ludwig Wittgenstein afirmaba "Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo" no hacía más que retomar una idea muy respandida ( ). Es verdad que en el adulto es difícil de imaginar un pensamiento consciente sin lenguaje. Observando niños en los que el lenguaje es todavía ausente, nos hace pensar que sólo un pensamiento concreto y rudimentario es posible antes de manejar una lengua. Jean Piaget consideraba el estado de adquisición del lenguaje como el de la adquisición de un pensamiento simbólico y abstracto. Después de múltiples experiencias científicas y mis propias experiencias clínicas con afásicos, hoy por hoy podemos afirmar que si bien el pensamiento y el lenguaje están íntimamente relacionados no podemos decir que formen un bloque único.