Contenido complementario

Las perturbaciones de la capacidad humana de juzgar constituyen uno de los más antiguos problemas filosóficos. Una sistematización de las razones de estas perturbaciones que ha tenido gran influencia sobre el pensamiento posterior, ha sido realizada por Francis Bacon en el siglo XVII. Está contenida en su obra principal, el "Novum organum scientiarum" y es conocida generalmente con el nombre de "doctrina de los ídolos".

Bacon distingue cuatro "ídolos" que poseen el "espíritu humano":

  1. los idola tribus,

  2. los idola specus,

  3. los idola fori,

  4. los idola theatri.

Los idola tribus son causados por deficiencias en la percepción y el pensamiento propias de la especie humana. En su opinión, se trata evidentemente de dificultades del conocimiento por principio insuperables que se fundan en la naturaleza de las facultades humanas de percibir y pensar, y que tienen que atribuirse en última instancia a un defecto de la especie.

Los idola specus son perturbaciones del juicio que se general en el transcurso del desarrollo afectivo e intelectual del individuo, en su formación individual a lo largo de su historia social personal. Son causados, por una parte, por el temperamento particular, por la "naturaleza particular" y "peculiar" de cada uno, y por otra, por factores sociales como la "educación" y la " relación con los otros", por los libros que ha leído y por las " autoridades que respeta y admira". Las perturbaciones del juicio provocadas de este modo pues, en principio, corregibles con mejoras del sistema educativo, con la transmisión de hipótesis más probadas y con la aplicación de métodos terapéuticos.

Los idola fori son causados por el proceso de formación de la especie, por los errores no corregidos que han surgido en el transcurso de su historia. Bacon los llama idolos fori ( ídolos del mercado) "porque los hombres se unen entre sí por medio del habla, pero las palabras se atribuyen a las cosas según la concepción de la multitud". Estas palabras "ejercen violencia sobre el entendimiento, perturban todo, y extravían a los hombres en disputas y ficciones innumerables y vacías".

Se llega pues a perturbaciones del juicio porque los hombres las recogen acríticamente, en las oraciones que pronuncian, expresiones ya hechas, porque están atados emocionalmente al empleo de determinadas palabras y se resisten, por lo tanto , a una reconstrucción crítica de su significado, o también porque se sirven, por razones tácticas, de un modo de expresión impreciso. La eliminación, en principio posible, de los problemas que surgen de este modo, será sin embargo difícil, si no imposible, cuando un grupo o individuo se resisten, a causa de su lazo afectivo con determinadas palabras o por motivos tácticos dependientes de intereses, a una normalización o estandarización interpersonal de los significados de las palabras utilizadas en los diálogos.

La última fuente de juicios falsos citada por Bacon son los idola theatri, "los ídolos que han sido introducidos en el alma humana por las variadas tesis de la filosofía y por las falsas reglas de la demostración". Bacon los remite sobre todo a errores de la "filosofía general" y a "algunos principios y tesis de las ciencias particulares que han alcanzado validez sólo gracias a la costumbre, la credulidad y la negligencia". Interpretándolo de nuevo modernamente, Bacon se dirige en esta ocasión contra prejuicios en la teoría de la ciencia y contra el pluralismo metódico que resulta de ellos en cada una de las ciencias. Existen intentos de superar esta postura "positivista" y dogmática de la teoría de la ciencia denominada en ocasiones "cientifismo" (Habermas); estos intentos todavía no han logrado, sin embrago, imponerse definitivamente, entre otros motivos, quizás porque no ha podido resolverse aún el problema que está a su base de la justificación " transubjetiva" de las normas metódicas o prácticas.

(P. Lorenzen "Mormative,Logic and Ethics; Mannheim" 1966)


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