La planificación de la acción docente virtual
Habitualmente, un estudiante se implica en un proceso de aprendizaje porque considera que los aprendizajes que éste le proporcione van a suponerle una mejora personal o profesional. Una acción formativa o un curso se propone en tanto que proporcionará a los estudiantes determinados conocimientos y habilidades que se consideran importantes.
El formador dispone, para promover estos aprendizajes, de unos recursos determinados y debe organizarlos de manera que pueda garantizar a sus estudiantes que conseguirán los aprendizajes utilizando adecuadamente esos recursos.
Esta organización y previsión del proceso de aprendizaje debe ser compartida con los estudiantes por los siguientes motivos:
El estudiante puede responsabilizarse de su proceso de aprendizaje en tanto que conozca todo lo que éste implica.
Supone un compromiso por parte del formador que ayuda al estudiante a implicarse en el proceso.
Formador y estudiantes comparten los referentes con respecto a qué esperan conseguir, cómo y cuándo, de manera que ambos pueden realizar el seguimiento del proceso.

Si bien sería deseable que cualquier formador en cualquier entorno realizara y compartiera con los estudiantes la planificación del curso, podemos afirmar que ésta es absolutamente necesaria en un proceso de formación on-line.
El estudiante on-line a menudo dispone de un tiempo limitado y el conocimiento del esfuerzo que va a tener que realizar a lo largo de la acción formativa resulta fundamental para su propia organización. Asimismo, la posibilidad de realizar un seguimiento de su propio proceso de aprendizaje puede ayudar al estudiante a solicitar ayuda al formador.
La improvisación virtual
Uno de los temores que suscita la necesidad de planificación de los procesos de formación on-line es su capacidad para adaptarse a las nuevas necesidades que planteen un grupo de estudiantes o un contexto determinado.
La planificación está ampliamente justificada, en tanto que proporciona coherencia a la función del docente y al trabajo que los estudiantes deberán realizar para conseguir los aprendizajes propuestos. Cuando realizamos esta planificación, intentamos considerar las características del grupo o los grupos a los cuales nos dirigiremos y la diversidad de estudiantes que podemos encontrar.
Una buena planificación debe estar abierta a la diversidad, pero cada nueva acción formativa puede presentar situaciones que no estaban previstas. El formador on-line debe estar preparado para atenderlas sin que ello suponga un cambio significativo con respecto a los objetivos de aprendizaje establecidos como necesarios dentro de la acción formativa.
Algunas estrategias para atender a nuevas necesidades de formación podrían suponer:
- La modificación de las previsiones de tiempo realizadas.
- El cambio de algunas actividades de aprendizaje por otras.
- La inclusión de información o material relevante que no se había considerado o que no existía en el momento de planificar el curso.
- El ajuste o la negociación de algunos objetivos de aprendizaje.
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El estudiante on-line debe conocer, comprender y creer en la planificación de la acción formativa que va a seguir.
Una planificación rigurosa no se opone ni debe oponerse a modificaciones encaminadas a atender mejor las necesidades del grupo.
Flexibilidad y apertura deben ir siempre guiadas por un esfuerzo para dar respuesta a los objetivos de aprendizaje propuestos.
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