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Material didáctico frente a recursos para el aprendizaje
Una de las confusiones más frecuentes es confundir documentación con material didáctico. Existe la creencia de que cualquier elemento documental utilizado en un curso es susceptible de recibir este calificativo. En realidad, un material didáctico no deja de ser documentación, pero con unas características especiales orientadas a facilitar y organizar el aprendizaje. Por tanto, un material didáctico debe tener, como primera condición, intencionalidad formativa.
En este sentido, los materiales didácticos:
- Deben informar claramente de cuáles son los objetivos de aprendizaje y deben contener actividades y recursos que permitan conseguir este aprendizaje.
- Deben incorporar un elemento organizador del aprendizaje.
- Deben tener un tratamiento de la información que ayude al aprendizaje.
- Pueden ser multimedia y multiformato.
Los materiales de un curso pueden ser realizados por una o más personas y no siempre coincide que los autores sean después los formadores del curso.
Normalmente, el autor participa del diseño, elabora contenidos y propone actividades en el material que después el formador puede adaptar y ampliar según las necesidades del grupo de estudiantes.
El formador y el material
Teniendo en cuenta cómo se lleva a cabo la organización de la acción formativa y las características de los materiales didácticos en un EVA, el rol del formador en relación con los materiales no es único; podemos distinguir tres situaciones:
Ser autores y elaboradores de los materiales.
Organizar el material en función de la acción formativa:
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Seleccionando los contenidos más adecuados (lecturas, unidades didácticas, temas, etc.). |
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Seleccionando las actividades más adecuadas (tanto en relación con los objetivos de la acción formativa, como con el perfil de estudiantes, el contexto y las condiciones en que se ubica el curso). |
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Buscando los elementos que falten para incorporarlos en la programación, completando las secuencias de aprendizaje. |
Trabajar con el material, dinamizando las actividades, orientando sobre su uso y realizando las acciones que se deriven de ellas (conducir debates, evaluar actividades, elaborar documentos, etc.).
Generalmente, el formador se encuentra más cómodo con el material didáctico cuando es el mismo autor. No obstante, debe entenderse que esta situación no siempre es posible o conveniente, porque representaría en muchos casos la producción de numerosas versiones de un material muy similar, casi idéntico, con el enfoque propio de distintos formadores.
El criterio económico no es el único que nos debe ayudar a comprender la necesidad de adaptarnos a un material que ya está elaborado. El hecho de que un material sea compartido por distintos formadores y que sea utilizado en distintas ediciones de un curso posibilita la revisión y mejora constante del mismo basándose en experiencias previas con otros grupos de estudiantes.
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Un material didáctico debe tener, como primera condición, intencionalidad formativa.
El formador se ocupará de proponer a los estudiantes un uso óptimo del material didáctico.
El material didáctico no recoge necesariamente todo el contenido que hay que aprender, sino que ayuda a estructurar el proceso de aprendizaje.
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