Las revisiones sistemáticas son trabajos de revisión de la literatura científica (son fuentes de información secundarias puesto que no son estudios originales, sino recopilaciones y síntesis). Se consideran verdaderos proyectos de investigación puesto que para elaborarlas se debe diseñar un protocolo y una metodología sistematizada y rigurosa.
Las revisiones sistemáticas se caracterizan por el uso de métodos explícitos y sistemáticos para limitar los sesgos (errores sistemáticos) y reducir los efectos encontrados por azar, proporcionando resultados más fiables.
Las revisiones sistemáticas comportan:
Una identificación y selección exhaustiva de los estudios a incluir en la revisión y siempre bajo unos criterios de inclusión predefinidos y delimitados (tipos de estudios, de pacientes, grado o estadio de la enfermedad).
Una aproximación crítica y una síntesis cualitativa o cuantitativa (en este caso, denominada metaanálisis) de todos los estudios primarios y originales relevantes publicados sobre un determinado tema.
La información obtenida de una revisión sistemática, realizada de manera rigurosa, puede llegar a ser mucho más útil y concluyente que la que se deriva de la lectura de diferentes estudios primarios individuales, dado que la revisión combina información de todos estos estudios, delimitando y seleccionando aquellos datos más relevantes con una metodología explícita y reproducible.