Calidad de las revisiones sistemáticas y los metaanálisis

Aunque las revisiones sistemáticas y los metaanálisis constituyen herramientas de primer orden para tomar decisiones y presentar la evidencia, el simple hecho de encontrarnos ante uno de estos estudios no garantiza que su realización haya sido adecuada y que su calidad sea buena, lo que puede incidir en la validez y fiabilidad de sus resultados.

Bibliografía sugerida

Para tener una mayor seguridad de que una revisión sistemática se ha diseñado de un modo correcto, lo mejor es repasar una serie de pasos e ítems para comprobar que no existen, como mínimo, deficiencias aparentes.

Sobre la importancia de las revisiones sistemáticas y los metaanálisis, sería conveniente tener en cuenta lo siguiente:

  • Sería ideal disponer de todo tipo de evidencias de alta calidad que pudiéramos combinar y sintetizar. Como esto no siempre es factible, el propio autor o revisor deberá valorar la posibilidad de realizar un metaanálisis (si dispone de estudios que poder comparar y combinar) o llevar a cabo una revisión sistemática de tipo cualitativo en la que se incorporarán los estudios más relevantes, pero sin proceder a su combinación, puesto que esto sería inapropiado.

  • Es preciso dejar claro que los conceptos revisión sistemática y metaanálisis no son sinónimos. Una revisión sistemática de la evidencia científica no tiene porqué finalizar de forma obligatoria con la elaboración de un metaanálisis, aunque ello sería lo más idóneo si se diesen las condiciones necesarias. Por su parte, aunque el requerimiento mínimo para la producción de un metaanálisis es disponer de un par de estudios comparables entre sí, para elaborarlo de forma correcta se requiere una búsqueda y una revisión sistemática de la literatura científica que capture todos aquellos estudios relevantes para su inclusión y, de este modo, evite los sesgos que hagan disminuir su calidad metodológica y la robustez de sus resultados.

  • Cualquier estudio desarrollado de una manera metodológicamente correcta es más útil y válido que un diseño de superior calidad metodológica pero que se haya elaborado de manera inadecuada o que contenga errores. En este sentido, un ensayo clínico aleatorizado o, incluso, un estudio observacional correctamente diseñado y llevado a cabo, aportará más evidencias que un metaanálisis incorrecto.

  • A pesar de los, en apariencia, concluyentes resultados de los metaanálisis, tampoco queda claro si los ensayos controlados y aleatorizados de muestra grande aportan más evidencia que este tipo de revisiones, a su vez, síntesis de estudios individuales. Algunos autores acusan incluso a los metaanálisis de frenar la realización de nuevas investigaciones, al amparo de las evidencias supuestamente concluyentes que aportan los metaanálisis.

  • Aunque la mayor parte de los metaanálisis se centran en aspectos terapéuticos y en ensayos clínicos aleatorizados, se espera que, en los próximos años, se lleve a cabo la misma aproximación para sintetizar la información producida en otras áreas de la atención sanitaria, independientemente del tipo de diseño del estudio. Esto supone el reto de avanzar más en la metodología destinada a la realización de metaanálisis para pruebas diagnósticas, sintetizando estudios de sensibilidad y especificidad, o sobre aspectos de pronóstico o factores de riesgo (sostenidos sobre estudios de cohorte o de casos y controles) y que supongan una gran validez y fiabilidad.

  • Las revisiones sistemáticas de la evidencia científica y los metaanálisis se deben utilizar especialmente para elaborar recomendaciones y guías de práctica clínica para integrar la evidencia producida por la investigación y la maestría de los profesionales sanitarios.

 
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