Las guías de práctica clínica constituyen recomendaciones desarrolladas de manera sistemática para ayudar a profesionales sanitarios y pacientes a tomar decisiones informadas sobre la atención sanitaria más apropiada, seleccionando las opciones diagnósticas y/o terapéuticas más adecuadas para el abordaje de un problema de salud o una condición clínica específica.
De acuerdo con la definición expuesta, las guías de práctica clínica son:
Recomendaciones, puesto que informan y aconsejan de cómo actuar en determinadas circunstancias y situaciones.
Sistemáticas, al seguir una serie de etapas en su elaboración y estar basadas en una revisión exhaustiva y un análisis crítico de la evidencia científica, lo que garantiza un mayor rigor y fiabilidad de sus contenidos y conclusiones en un intento de minimizar los posibles sesgos.
Están orientadas a profesionales sanitarios y pacientes para ayudarles en la toma de decisiones. Respecto a los primeros, tal aseveración parece obvia pero no siempre se entiende así con respecto a los pacientes. La cada vez más extendida figura de los denominados pacientes informados (empowered consumers) y el respeto al principio de su autonomía y derecho a la elección ante decisiones que afecten a su salud y su atención hacen conveniente la elaboración de recomendaciones pensadas y adaptadas (en cuanto a formato y lenguaje) a este colectivo.
Seleccionan y ofrecen distintas alternativas terapéuticas o diagnósticas en su vertiente práctica, que puedan abarcar varios escenarios para que el decisor pueda optar por la más conveniente y adecuada.
Se formulan respecto a problemas de salud, condiciones clínicas, procedimientos o tecnologías sanitarias específicas perfectamente definidas y delimitadas.
A lo largo de los años, ha existido una gran variabilidad en la propia terminología de las guías de práctica clínica, por lo que no es extraño encontrar este tipo de recomendaciones bajo términos como: guías, guías clínicas, guías de actuación, protocolos, protocolos clínicos, protocolos médicos, algoritmos, estándares, requerimientos, vías clínicas, pautas de actuación, etc.
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| Al revisar la literatura científica, es fácil identificar una gran cantidad de supuestas guías de práctica clínicas, pero no todas ellas se han desarrollado de una manera correcta desde el punto de vista metodológico, lo que puede afectar a su calidad y a su posterior utilización. |
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Algunos de los atributos que nos harán valorar la idoneidad en la elaboración de las guías de práctica clínica están básicamente relacionados con los aspectos metodológicos y con su elaboración: revisión sistemática de la literatura científica, elaborada por un grupo multidisciplinar de autores, formar parte de un programa estructurado para el desarrollo de guías, etc. Se considera que una buena guía de práctica clínica se debe haber elaborado a partir de una revisión sistemática y un análisis de la evidencia científica disponible.