Todas las mañanas y todas las tardes, el demonio serpiente amenazaba al dios sol y ponía en peligro la estabilidad del mundo. La "serpiente gigantesca" era la personificación del rival del dios y el símbolo de las fuerzas de la oscuridad. (Lurker, M., Diccionario de dioses y símbolos del Egipto Antiguo. Manual del mundo místico y mágico de Egipto, Barcelona (Ed. Indigo), 1991, p. 49).

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