El Ka, eL Ba y el Aj |
También los hombres son entes múltiples, constituidos por distintos elementos en perfecta armonía, elementos que los identifican como individuos y que, a la vez, los integran en la red cósmica. Los más importantes son el ka, el ba y el aj. Definir estos términos es muy complejo, porque no tienen equivalente en nuestra propia tradición cultural. La etimología es, en todo caso, una buena auxiliar.
El término ka se escribe con un signo jeroglífico que representa dos brazos abiertos en señal de alabanza y de comunión con lo alto. Este signo puede aparecer a modo de tocado, identificando estatuas o imágenes de "dobles". Pero la palabra ka significa "toro", y el plural, kau, significa "alimentos". Esto vincula el ka con la "fuerza vital". Es el ka del difunto el que regresa cada día del más allá para beneficiarse de las ofrendas funerarias. Para seguir su vida ultraterrena, el difunto necesita alimentarse mágicamente, y lo hace a través del ka, que es el depositario de las funciones vitales. El ka acompaña a la persona, pues, tanto en vida como después de muerta. El ba, en cambio, aparece sólo después de la muerte del individuo: es una entidad exclusivamente funeraria. Suele traducirse por "alma", pero en nada se parece al alma cristiana. En plural, bau, significa "poder"; los bau o "Almas" de Hieracómpolis y de Buto, capitales simbólicas del Alto y Bajo Egipto respectivamente, son los ancestros del faraón en tanto que rey de una y otra mitad del país. Se trata del elemento "dinámico", "móvil" de la persona. Se representa en forma de pájaro con cabeza humana (la del difunto), como personificación de la capacidad móvil del individuo. En efecto, una de las manifestaciones de su resurrección es su capacidad de salir de la tumba y de pasearse por Egipto, por sus estanques y sus ciudades, en medio de los vivos. Es, por tanto, la componente "espacial" del individuo muerto. Finalmente, el aj, término igualmente referido sólo al difunto, se aplica a éste en tanto que "espíritu transfigurado e imperecedero". Es la componente "temporal", eterna, del individuo muerto. El término significa "luz", "brillo", y se refiere a la transfiguración del difunto en un ser de luz, etéreo y atemporal. El plural, aju, significa "espíritus ancestrales", "augustos", y alude también al grupo de las "estrellas imperecederas".
|