Los complejos funerarios: Quefrén |
En la necrópolis de Guiza existen tres complejos funerarios reales: los de Queope, Quefrén y Micerino. En el complejo de Quefrén, el templo del valle da directamente a una lago artificial alimentado por un canal procedente del río y está dotado de un embarcadero. Tiene dos entradas y está construido en caliza y granito, mientras que el suelo es de alabastro. Un vestíbulo da acceso a una sala de pilares, en la cual se hallaban adosadas a las paredes numerosas estatuas sedentes del rey ataviado con el nemes y protegido por el halcón Horus, representado con las alas abiertas tras su cabeza; la mejor conservada de estas estatuas se exhibe hoy en el Museo del Cairo. Desde esta sala un corredor conduce a la rampa procesional. No sabemos con exactitud qué tipo de ceremonias se realizarían en este templo y qué papel jugaría cada una de las partes del mismo. Junto al templo del valle de Quefrén se descubrieron restos de una construcción que han sido interpretados como los restos de una tienda de purificación.
El templo funerario, que en el complejo de Dyesert está situado al norte de la pirámide, aquí se sitúa al este (de acuerdo con el nuevo destino funerario, solar, del rey). El tipo de construcción y los materiales utilizados son los mismos que en el templo del valle. Un acceso en pilono da paso a una serie de salas columnadas que culminan en un amplio patio porticado; desde éste se accede a las capillas que contenían las estatuas del faraón, a las cuales se rendía culto. El templo disponía además de una serie de dependencias en las que se almacenaban las ofrendas.
El complejo de Quefrén se completó con la esfinge y el templo de la esfinge, situados junto al templo del valle; el templo estaba dedicado al culto de Quéope en tanto que dios identificado con Re, mientras que la esfinge representa al propio Quefrén en actitud de adoración a su difunto padre.
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