El equipo funerario de Tutanjamón |
El 4 de noviembre de 1922 Howard Carter descubría la tumba del faraón Tutanjamón, una tumba real intacta en el Valle de los Reyes. La tumba de Tutanjamón (KV62) arquitectónicamente responde al trazado de las tumbas privadas encontradas en el Valle de los Reyes, probablemente porque se aprovechó una tumba no real, al morir el rey prematuramente. Tiene cuatro salas: la antecámara, el anexo, la sala del tesoro y la cámara funeraria. La más importante es la cámara funeraria, no sólo porque contiene la momia del rey sino porque es también la única que está decorada. La momia de Tutanjamón se encontró en el interior de tres sarcófagos mumiformes, otro rectangular y cuatro capillas de madera estucada. Todo este equipo tenía la función de restituir al soberano, en tanto que Osiris, las prerrogativas que tenía como rey en el mundo de los vivos. Las cuatro capillas le restituyen su reino porque simbolizan el Alto y Bajo Egipto y los tres ataúdes mumiformes encarnan los tres momentos esenciales del paso del alma del mundo de los vivos al mundo de los muertos.
La capilla externa, la más grande, ocupa prácticamente la totalidad de la habitación y tiene forma de santuario per-nu, es decir, simbólicamente representa el Bajo Egipto. En la decoración figuran escenas de la creación del mundo tal y como se describen en el capítulo 17 del Libro de los Muertos. La segunda y tercera capillas tienen forma de santuario per-ur, por lo que representan el Alto Egipto. Ambas capillas están relacionadas con el misterio de la regeneración y la resurrección y los textos inscritos en ellas invocan el poder del ojo Udyat, que permite ver en el mundo del más allá, y contienen el capítulo 147 del Libro de los Muertos, así como fragmentos relativos a la presencia del alma ante las divinidades. Entre la tercera y la cuarta capillas se hallaron objetos tales como arcos y flechas ceremoniales y dos abanicos decorados en relieve, uno labrado en hojas de oro y otro fabricado en ébano recubierto con láminas de oro. La cuarta capilla representa el pabellón del heb Sed o "Sala de millones de años", donde tendría lugar la renovación y la recuperación del poder que el faraón había tenido durante su reinado en el mundo de los vivos. En su interior se hallaba el sarcófago de cuarcita, rectangular y rematado en forma de cornisa egipcia. Según el modelo característico de este periodo, este sarcófago lleva en las esquinas las figuras de las cuatro diosas funerarias (Isis, Neftis, Selkis y Neit), que extienden sus alas sobre el difunto en un abrazo protector. La parte inferior está decorada con los símbolos protectores (tit y dyed). Sobre la tapa está inscrita la invocación a Nut. El único objeto entre la cuarta capilla y el sarcófago de piedra era un amuleto dyed. En el interior del sarcófago se alojaban tres ataúdes mumiformes, el primero de ellos cubierto con un lienzo o mortaja y colocado sobre un lecho funerario fabricado en madera de ciprés estucada y dorada. En este ataúd la cabeza lleva el tocado jat y no el nemes; las manos sujetan el flagelo y el cetro, y en la frente lleva las dos diosas protectoras de Egipto: el buitre y la cobra (el Alto y el Bajo Egipto), sobre las que se había colocado una guirnalda de flores. La cabeza y las manos están modeladas en oro macizo en alto relieve, mientras que el resto de la decoración del féretro es en bajorrelieve. A cada lado de la caja Isis y Neftis extienden sus brazos en señal de protección. El segundo de los ataúdes estaba recubierto con una tela de gasa sobre la que se habían depositado guirnaldas de flores. Sobre los emblemas de la frente también se halló una corona de flores. Esta segunda caja antropomorfa es igual que la anterior salvo por pequeñas diferencias en su ornamentación; por ejemplo, el faraón aparece en este caso tocado con el nemes y, en lugar de Isis y Neftis, son las diosas protectoras del Alto y Bajo Egipto, el buitre y la cobra, las que figuran a cada lado de la caja.
Desde el punto de vista simbólico los tres ataúdes reflejan los tres momentos esenciales del paso del alma por los tres mundos: el mundo de los vivos, el mundo intermedio - esto es, el transito - y el mundo de los muertos. El ataúd exterior representa a Tutanjamón como un hombre joven, en el segundo ataúd el rostro refleja sufrimiento - ese paso del mundo de los vivos al de los muertos es un momento cargado de dramatismo - y en el tercero el rostro del faraón refleja en cambio serenidad: ha alcanzado la eternidad en el más allá. En el interior del tercer ataúd reposaba la momia del faraón. La famosa máscara de oro macizo y lapislázuli recubría la cabeza y los hombros del rey; sobre la frente se disponen las dos diosas protectoras de Egipto en oro macizo. Las manos son de oro y se encontraron cosidas a envolturas de lino, sosteniendo el flagelo y el cetro. El sudario de lino estaba recubierto con unas tiras de oro incrustado que imitaban las vendas que ataban el último sudario.
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