¿Por qué Internet es una revolución? Consecuencias
Una vez descritas las características que reúne Internet, pasemos a ver qué consecuencias tienen para nosotros. Describiremos, en primer lugar, las consecuencias directas de cada característica para pasar, al final del apartado, a hablar de las consecuencias que derivan del conjunto de las características de Internet. Es conveniente que
tengáis siempre presente vuestra propia idea de negocio para poderla
analizar a medida que avancemos.
Esto representa una increíble
oportunidad de expansión del negocio a nuevos mercados. A la vez,
puede ser una grave amenaza de que aparezcan en "nuestro territorio" nuevos
competidores.
Por lo tanto, Internet se convierte
en el gran igualador, porque disminuye la importancia de los recursos económicos,
más escasos en las pequeñas empresas, frente a otros valores
o activos. Nuevamente volvemos a tener oportunidad o amenaza, dependiendo del lado de la barrera en que nos encontremos. Internet pone en manos
de las pymes un potencial inhabitual. Pueden disponer de una presencia
en la Red - es decir,
en el mercado mundial-
comparable a la de competidores mucho más poderosos. Para las grandes
multinacionales dominadoras de los mercados, en cambio, Internet representa
una caída de las barreras de acceso a sus mercados, que permite
la llegada de muchos competidores más pequeños a mercados
que antes estaban reservados a los grandes. Ahora, la creatividad, el saber
hacer las cosas y la agilidad de movimientos puede equilibrar ventajosamente los grandes capitales. Hay ejemplos en todos los sentidos: fracasos de
grandes empresas y éxitos de microempresas con buenas ideas.
Por lo tanto, elimina las diferencias
horarias entre países. El correo-e y el sitio web son los
que reciben las consultas y dan la información. Mientras nosotros
dormimos, la Red continúa trabajando. Nuestro correo-e recibe
mensajes, nuestros contestadores automáticos envían la información
que se les pide y nuestras páginas web son una tienda permanentemente
abierta. Además, las comunicaciones que nos envían no interrumpen
nuestro trabajo, sino que las podemos atender en el momento más
adecuado. Como contrapartida, la dinámica de la Red nos obliga
a contestar puntualmente a nuestros clientes de un día para otro.
La consecuencia es que el mercado al
alcance es muy amplio y será formidable cuando la televisión
y los teléfonos móviles (celulares) se incorporen a la familia
de terminales de Internet. La ventaja es obvia; el inconveniente, también:
¿cómo conseguiremos atraer, en este mercado tan inmenso,
a aquellos internautas que son nuestros clientes potenciales? ¿Cómo
podremos conseguir que encuentren nuestras páginas entre tantos
millones de otras páginas?
La interactividad es la herramienta
que deberemos aprender a manejar para establecer una relación personal
con el internauta. Esta relación entre el cliente y nosotros es
básica para construir la confianza necesaria para los negocios.
Aquí vuelve a aparecer el carácter
igualador de Internet. En efecto, Internet no permite a nadie obligar
al internauta a ir a determinadas páginas. El usuario puede escoger
entre millones de páginas y nosotros deberemos conseguir que vaya
a parar justamente a la nuestra. Deberemos aprender cómo podemos
hacerlo, pero, a cambio, podremos asegurar que aquellos que visiten
nuestras páginas estarán interesados en nuestro producto.
Por lo tanto, Internet, usado de manera correcta, actúa como un filtro que sólo
deja pasar a los usuarios cualificados interesados en nuestra oferta.
Por lo tanto, se impone una forma de
comunicación persona a persona, informal, amistosa, cálida,
que haga que nuestro visitante se sienta bien. Si, en cambio, nos presentamos
de manera rígida, seria y protocolaria, estamos rechazando a nuestros
visitantes, quienes se irán a otros lugares donde los traten de
manera más relajada: trabajar sí, pero agradablemente.
En Internet, pues, se da un grave problema
de confianza. De nuevo Internet puede actuar como un igualador: una empresa
unipersonal tiene la misma posibilidad de vender -
de inspirar confianza-
que una gran empresa. En efecto, en el nuevo marco de Internet, que difumina
las fronteras por grande que sea nuestra empresa, no nos conoce nadie.
Éste es un punto clave del comercio en Internet, que habrá que
aprender a desarrollar: ganarse la confianza del cliente a través
de la red.
Pero ¿cómo podemos ganarnos
la confianza del cliente si ni siquiera sabemos quién es? ¿Cómo
podremos obtener su fidelidad? Es obvio que será necesario desarrollar
estrategias para "enganchar" al visitante y conseguir que prolongue su
visita hasta que haya visto todo lo que le queremos ofrecer. También
interesará desarrollar formas de recopilar información sobre
éste.
Es parte de la solución al problema planteado en el apartado anterior. Mediante pruebas de diferentes propuestas llegamos a conocer lo que interesa más a nuestros visitantes y lo que no les interesa. Existe también una segunda consecuencia
fundamental, en este caso para el mundo de la publicidad. Los anunciantes
ya pueden comparar resultados, puesto que es posible medirlos. Pueden contratar
una cantidad de exposiciones de sus banners o, incluso, una cantidad
de visitas procedentes del lugar donde se ha llevado a cabo la campaña de promoción. Y todo esto son resultados medibles.
Estas dos características combinadas nos dan una facilidad no comparable a ningún otro medio para probar diferentes campañas a pequeña escala y lanzar la que funcione mejor. Imaginad, en comparación, cuál es la situación en una campaña televisiva: en primer lugar, no sabemos el resultado de un anuncio, ni de manera inmediata ni con mucha precisión, pero si decidimos que no funciona, hemos gastado ya mucho dinero y nos costará bastante más tiempo volver a lanzar uno nuevo y, por descontado, esto supondrán otra nueva inversión. |
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