En el módulo de papel ya hemos definido qué era la calidad total, pero la clave de todo lo que comporta esta nueva filosofía de empresa es que hay que tratar de alcanzar la calidad en cada uno de los procesos para conseguir la calidad final y total.
Uno de los aspectos que no hemos desarrollado en el módulo en papel es el aspecto más humano de esta nueva filosofía que implica un proceso de mejora. Así pues, la mejora de la profesionalidad del personal que interviene en cada uno de los procesos editoriales es un objetivo que no hay que olvidar.
La mejora de la profesionalidad del personal...
...significa una mejora de la calidad en cada uno de los procesos; a la vez, esto comporta una disminución de los errores y los retrasos, que se manifiesta en una mejora sensible de la productividad. Esta mejora contribuye a alcanzar una disminución de los costes, que facilita una bajada del precio de venta. Los precios más bajos de venta vinculados a una mejora de la calidad incrementan las ventas, hecho que se traduce en un aumento de los beneficios y que asegura la supervivencia de la empresa y del personal que trabaja en ésta. Este proceso que acabamos de explicar se conoce con el nombre de reacción en cadena de Deming.
Esta reacción es fundamental en la formación de las personas implicadas en los diferentes procesos y en la aventura común que puede significar la elaboración de un libro. Es básico que los diferentes profesionales se sientan integrantes de un grupo que se ha propuesto unos objetivos y unos alcances profesionales.
Deming sugiere un modelo
...que consta de catorce puntos:
Enfocar la gestión de la empresa a largo plazo y no intentar obtener beneficios de manera rápida y fácil. Esta formulación del largo plazo resulta básica para la mejora de la calidad.
Reducir a cero los defectos y los retrasos; eliminar la maquinaria obsoleta y los procesos antiguos; y reciclar a los profesionales con la formación profesional adecuada.
Sustituir la inspección a posteriori por la calidad en todos los procesos.
Elegir a los proveedores en función de la calidad de sus productos o servicios, y no sólo en función de los precios.
Mejorar continuamente los procesos de producción y los servicios ofrecidos al cliente.
Formar al personal nuevo, en todos los ámbitos.
Dotar al personal de los medios precisos para detectar los posibles errores y estudiar la manera de evitar que se repitan.
Hacer que desaparezcan los miedos: incitar a cuestionar, a sugerir ideas, a comunicar malas noticias.
Facilitar la comunicación horizontal, especialmente para resolver problemas.
Exigir sólo lo que se puede conseguir.
Suprimir la cuantificación como medio para evaluar el rendimiento. Racionalizar los procesos para que cada trabajador aporte lo mejor de sí mismo.
Favorecer la calidad y no la cantidad. Fomentar el trabajo bien hecho.
Establecer un programa de formación y reciclaje del personal.
Poner en marcha un sistema de gestión basado en los puntos expuestos anteriormente.