Fases de un proyecto multimedia – El anteproyecto
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Antes del inicio del proyecto se deben llevar a cabo una serie de tareas que dan lugar a la conceptualización y a la negociación del mismo. Es la fase conocida como el anteproyecto; en esta fase se detectan las necesidades del cliente y se elabora una propuesta.
La primera fase consiste en la detección de las necesidades del cliente o en detectar un hueco de mercado disponible, es decir, aquel que todavía no ha sido cubierto con ningún otro producto. La detección de necesidades puede realizarse, entre otras maneras, mediante contactos comerciales, de publicidad y autopromoción o mediante concursos públicos. Como veremos en el módulo de Marketing y ventas, se utilizan algunas estrategias como la investigación de mercados o el benchmarking, y también el brainstorming. Los documentos que se elaboran en estas fases son listas creativas fruto de alguna de las anteriores estrategias. Si bien esta es una fase que acostumbran a realizar los comerciales, el papel del editor multimedia que ejerce de jefe de proyecto es, también, primordial. Se trata de una persona que ha de gestionar las expectativas de los clientes; en consecuencia es necesario que participe en la detección de las necesidades. Nadie mejor que una persona experimentada en la producción de proyectos para poder detectar las necesidades de un cliente.
Para asegurar la continuidad del negocio de la empresa, la detección de necesidades debe convertirse en un ejercicio permanente.
Puede darse el caso de que la detección de necesidades venga determinada por una demanda explícita del cliente. A menudo, el cliente demanda propuestas y presupuestos a más de una empresa, y después de valorar las ofertas –en función del precio, calidad y las soluciones creativas aportadas– decide a quién prefiere asignar el proyecto.
Una mala detección de necesidades puede acarrear un esfuerzo poco rentable en términos económicos.
Una empresa editorial quiere presentar una nueva propuesta a uno de sus mejores clientes. Deciden elaborar un estudio empleando dos vías: Después de una primera aproximación, observan que las revistas on-line sobre temas de motor constituyen un atractivo hueco de mercado dentro del área de negocio de su cliente. Antes de elaborar la propuesta deciden tantear al cliente mediante una llamada.
Una vez identificada una demanda, ya sea porque el cliente la ha pedido o porque nosotros la hemos detectado y pretendemos vendérsela, el objetivo es reflexionar sobre los contenidos de la oferta, definirlos con claridad y reflejarlos adecuadamente en la propuesta a presentar. Es recomendable realizar una propuesta escueta en la que describamos la idea de forma clara y atractiva, pero en la que no demos una descripción completa de cómo imaginamos las funcionalidades o el diseño gráfico del producto. Una propuesta demasiado completa implica, por un lado, una importante inversión de horas de trabajo internas dedicadas a una fase de diseño que debería acometerse más adelante; por otro lado, es también un ingenuo procedimiento de regalar ideas al cliente sin ningún beneficio. En ocasiones, el jefe de proyecto organiza una reunión de toma de decisiones a la que convoca a aquellos miembros del equipo con posiciones estratégicas. El objetivo es formular una propuesta a partir de las respuestas a estas preguntas:
Una vez la idea está clara, el director de proyecto se reúne con el comercial para despejar otras variables que serán determinantes para acabar de preparar la propuesta:
Además, para preparar una propuesta al cliente, tenemos que tener en cuenta otras variables como:
Las actividades aisladas no conforman un proyecto por sí mismas; para hablar de un proyecto debe darse una coordinación de actos orientados a la consecución de uno o varios objetivos, integrados entre sí y estructurados. Para poder evaluar los resultados de un objetivo, éstos tienen que cumplir las siguientes especificaciones (smart, voz inglesa que significa «inteligente»):
Los objetivos deben de estar especialmente bien definidos porque serán los indicadores que permitirán evaluar el proyecto. ¿Consideráis que están bien definidos los siguientes objetivos? Marcad aquellos que consideréis bien definidos:
Ahora define un objetivo correctamente.
En la elaboración de la oferta, nuestro cometido consistirá en ofrecer la mejor propuesta asegurando la viabilidad económica, técnica y temporal del proyecto.
En esta fase se redacta un documento –conocido como briefing en la jerga de producción– que buscará convencer al cliente para que compre nuestra idea. En este documento deberemos:
El documento de la oferta debe adecuarse a una estructura:
En cuanto a las condiciones económicas debemos estimar el margen de beneficio que deseamos obtener, teniendo presentes los costes de personal, la subcontratación, los viajes, dietas que puede suponer el proyecto y los gastos de material (pruebas de realización). En definitiva, es el momento de preparar nuestra estrategia y encontrar las áreas clave de trabajo, las habilidades requeridas, las personas implicadas, el plan de negociación y los recursos necesarios.
Visitad http://www.aefol.com. A la vista de los resultados, imaginad y elaborad la oferta que supuestamente hizo el proveedor al cliente cuando fue a venderle la idea.
Posteriormente a la entrega de la propuesta al cliente pueden darse tres situaciones:
La tercera de las opciones es la fase de concreción y negociación. En ella acostumbra a ser útil una nueva evaluación del proyecto por parte del cliente de la que podamos obtener datos acerca de los aspectos que deberían mejorarse.
Durante la negociación es crucial que el interlocutor con el cliente –normalmente el comercial, pero en ocasiones también colabora la persona que ejercerá las funciones de jefe de proyecto– tenga muy claros los objetivos a conseguir y lo que es negociable y lo que no, sin perder la perspectiva global del proyecto.
Una de las situaciones más frecuentes es que el cliente nos pida un reajuste del presupuesto. Si mantenemos la oferta a un nivel poco competitivo, podemos perderla; si cedemos demasiado y ofertamos una producción demasiado barata, podemos acabar implicados en un proyecto poco beneficioso para la empresa, además de ofrecer una visión de poca seriedad al cliente al haber presentado una primera oferta que podíamos haber ajustado mejor. Antes de proceder a dar una respuesta al cliente cuando éste pide algún retoque en la propuesta (normalmente a causa de la falta de viabilidad, la no adecuación de la propuesta económica o la elevada competitividad del sector) hay que valorar la conveniencia de retocar la oferta. Puede ser interesante saber si el cliente tiene intención de adjudicar el proyecto a un tercero. En cualquier caso, es imprescindible valorar si su petición es de antemano algo que no podamos ofrecer. Si no es así, y dado que llegados a esta fase ya se ha invertido dinero y tiempo, suele ser interesante mandar una nueva oferta.
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