Producción audiovisual – Conceptos básicos – Captura y digitalización de audio
 
 

Con el audio digital pasa algo muy parecido al vídeo digital: no lo utilizamos porque sea mejor, sino porque es mucho más resistente a los procesos de copiado y, por lo tanto, se puede manipular más cómodamente este formato que el analógico; además, evita el peor enemigo de cualquier técnico de sonido: el ruido.

Además, en el caso del audio, los equipos de grabación de audio digitales (DAT, DA-88, Mini Disc, etc.) han demostrado una solidez igual o superior a la de sus antiguos compañeros analógicos. Además, la presencia del CD en todos los ordenadores y en muchos hogares facilita enormemente su publicación sin necesidad de su conversión analógica.

 Muestreo y profundidad

El paralelismo entre el vídeo y el audio trasciende la mera comparación de sus ventajas y desventajas. A la hora de convertir una señal de audio analógica en otra digital, tendremos que resolver nuevamente nuestras dos cuestiones ya conocidas:

La frecuencia de muestreo: al igual que en el caso del vídeo, hay que decidir cada cuándo extraemos una muestra de la «sangre» de nuestro «paciente» –en este caso la curva de audio analógica–. En este caso el límite de Nyquist afirma que la frecuencia más aguda que podemos reproducir fielmente en un sistema digital equivale aproximadamente a la mitad de la frecuencia de muestreo. Si tenemos en cuenta que el oído humano percibe normalmente las frecuencias entre 20 Hz y 20 Khz, llegaremos a la conclusión de que cualquier frecuencia por encima de 40 Khz será buena porque permitirá reproducir un rango de frecuencias similar al de nuestro oído. Es el cado de los sistemas profesionales (lo normal en los sistemas de grabación es que su frecuencia de muestreo sea de 48 Khz; el CD, por ejemplo, se conforma con 44 Khz).

La profundidad: equivale en este caso a lo que muchos fabricantes llaman «rango dinámico»; esto hace referencia a la capacidad para reproducir variaciones de presión (volumen) respetando un número considerable de escalones intermedios. Lo normal es trabajar en sistemas de 16 bits, ya que ofrecen 65,536 escalones intermedios, equivalente a 96 decibelios (dB) de rango dinámico. Esto quiere decir que el sistema es capaz de reproducir sonidos que oscilen entre 0 dB y 96 dB, muy próximo a las capacidades del oído humano y más que suficiente para el multimedia. En algunos sistemas profesionales se utiliza una profundidad de 24 bits; aunque ofrece 144 dB de rango dinámico se suele convertir a 16 bits, mucho más extendido.

En el CD de ejemplos podréis escuchar algunos cortes sonoros con distintos muestreos y profundidades.

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En todos aquellos equipos que nos den la opción de trabajar en 12 o 16 bit deberemos optar siempre por la segunda ya que, de lo contrario, el resultado final quedará sucio y ruidoso, mermando la calidad final del proyecto.

Texto complementario


    Decir que el oído humano percibe todas las frecuencias entre 20 Hz y 20 Khz equivale a afirmar que el ser humano es capaz de correr un kilómetro en tres minutos y medio. Puede que valga como media estadística para los tratados de psicoacústica, pero la realidad es bien distinta. En función de la edad, la condición física y el entrenamiento hay quien efectivamente percibe este rango de frecuencias. Sin embargo, para el resto de nosotros es francamente difícil.

    En consecuencia, según sea nuestro público potencial tendremos que ser más o menos exigentes con la calidad de los componentes del equipo de sonido utilizado para la publicación. Y no se trata sólo de ser cuidadosos cuando preparemos un CD multimedia sobre ópera destinado a melómanos empedernidos. Habrá que ser todavía más cuidadosos si ese mismo CD está destinado a un público infantil.


 Dispositivos de conversión AD y DA

Existen numerosos dispositivos que convierten la señal analógica de audio en una señal digital ya que, por el momento, tanto los micrófonos como los altavoces son todos analógicos. Dado que todos estos equipos poseen diferentes especificaciones, antes de alquilar o adquirir uno conviene comprobar que corresponden a nuestras necesidades.

Tarjetas de sonido: tanto las que vienen incluidas en los ordenadores como las que se pueden comprar en cualquier comercio multimedia, ambas ofrecen unas capacidades teóricas más que suficientes para grabar narraciones, voces en off o similares para multimedia. Conviene comprobar, no obstante, que permiten conectar micrófonos y equipos profesionales.

Grabadores DAT o DA-88: el precio desaconseja la adquisición de uno de estos «juguetes», pero puede convenir alquilarlo cuando necesitemos grabar sonido en exteriores y no dispongamos de otra alternativa. (Una alternativa económica es el Mini Disc que, aunque poco extendido ofrece una relación calidad-precio extraordinaria.)

Cámaras de vídeo: no, no es un error. Si no se dispone de un DAT o ningún otro medio para grabar en exteriores las cámaras de vídeo digitales graban audio profesional a 48 Khz y 16 bits (al menos los modelos de gama alta) y pueden ser una opción estupenda para grabar sonido en exteriores o localizaciones naturales (entrevistas, etc.).

Reproductores: también disponen de un conversor D/A, y, algunos modelos grabadores, también un A/D. Sin embargo, no conviene usarlos para grabar directamente de fuentes analógicas ya que el CD –como todos los formatos ópticos– es un formato bastante problemático cuando se usa para grabar sonido directo.

En el CD de ejemplos podréis ver fotografías de algunos de estos dispositivos.

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