La cámara de vídeo digital, como ya vimos, se limita a transformar la luz (radiaciones electromagnéticas) en una sucesión de ceros y unos que almacena en una cinta. La cámara de vídeo es la herramienta con la que nos asomaremos al mundo para recoger la materia prima con la que construir nuestro proyecto.
Ante tal responsabilidad no parece serio limitarse a plantar la cámara, apuntar en una dirección y rezar para que todo «parezca profesional».
Distancia focal y profundidad de campos
Todo aquel que haya manejado una máquina fotográfica alguna vez en su vida y luego revelado las fotos habrá observado que algunas de ellas salían borrosas (desenfocadas). Si esta misma persona ha empleado luego una cámara de vídeo, cuando ha visto los resultados habrá comprobado que la cosa, lejos de mejorar, empeora: el autofocus elige indiscriminadamente a quién debe enfocar en cada momento y, en innumerables ocasiones, es la pared y no el sujeto lo que está enfocado.
Siempre que sea posible, desconectaremos el autofocus de la cámara y grabaremos con el foco en posición manual. Ninguna máquina, por inteligente que sea, puede determinar mejor que nosotros mismos qué queremos enfocar en cada momento. De hecho, las cámaras profesionales no tienen autofocus.
Evidentemente, enfocar lleva algo de tiempo –y más con las minúsculas cámaras digitales de hoy en día– pero más vale tardar un poco y conseguir un plano decente que ir muy rápido y conseguir 40 minutos de material inutilizable.
Además, tenemos un inestimable aliado para manipular la nitidez de una imagen a nuestro antojo: la profundidad de campo. La profundidad de campo es la distancia entre el objeto más próximo al objetivo que se ve nítido en la imagen y el más alejado.
Resumiendo mucho, podríamos afirmar que cuantas más cosas estén enfocadas en una imagen, más profundidad de campo tiene, y viceversa. La profundidad de campo es una herramienta narrativa de primer orden, ya que nos permite llamar la atención sobre un elemento dentro de un contexto dado e incluso desplazar esa atención hacia otro objeto (al enfocar ese objeto y dejar desenfocado el primero).


He aquí una imagen con muy poca profundidad de campo. Sólo las flores en primer término aparecen enfocadas, sin embargo el resto de la imagen carece de nitidez.

He aquí el caso contrario. Jugando de forma inteligente con la óptica, el diafragma y la distancia obtenemos este resultado tan distinto.
Pues bien, la profundidad de campo aumenta:
En la medida en la que utilizamos ópticas más angulares (cuanto menos nos acerque el zoom, más angular será la óptica que estemos usando).
En la medida en la que cerramos el iris (cuanta más luz haya, más cerrado estará el diafragma).
En la medida en la que el sujeto esté lejos de la cámara.
Así que, en general, nos ayudará a conseguir imágenes nítidas:
Usar el foco manual.
Luz abundante.
No acercar demasiado la cámara al sujeto.
Utilizar ópticas angulares (aunque esto en las modernas cámaras de vídeo es relativo).
Iris, obturador y ganancia
Decimos que una imagen está correctamente expuesta cuando ésta presenta detalle tanto en la zona más brillante como en la más oscura de la misma. Cuando estas zonas están «quemadas» (blancos sin textura) o «subexpuestas» (negros sin textura) la imagen no está bien expuesta y poco se puede hacer para corregirla en posproducción.

La combinación de iris y obturador es la responsable de conseguir imágenes nítidas y correctamente expuestas.
El iris, un pequeño anillo situado en la óptica que se abre y se cierra según nuestros requerimientos, regula el paso de la luz.
El obturador es un dispositivo electrónico que establece durante cuánto tiempo el CCD debe permanecer expuesto a la luz que penetra a través de la óptica. Cuanto más tiempo esté abierto, más luz recogerá el CCD y, consecuentemente, más luminosa será la imagen.
La ganancia es un dispositivo electrónico que permite «trucar» la imagen aumentando artificialmente el voltaje que sale del CCD hacia la cinta y el conversor A/D, dotando a la imagen de mayor brillo y luminosidad. El inconveniente reside en que también añade ruido a la imagen, haciendo que pierda bastante nitidez a partir de 9 dB.

Todos los planos de una misma secuencia deben ser grabados siempre con la misma obturación y ganancia para evitar problemas de montaje, puesto que cualquier cambio en los tiempos de obturación provoca que la sensación subjetiva de nitidez de la imagen varíe sustancialmente, haciendo difícil el montaje y provocando saltos perceptibles en el mismo.
Conceptos básicos de iluminación
Es evidente que, allí donde ni el obturador ni la ganancia ni el iris puedan salvarnos, será necesario iluminar. Y una vez introducimos iluminación en una escena procuraremos no limitarnos a que se «vean» las cosas.
Normalmente, se trabaja con un esquema a tres luces –luz principal, luz de relleno y luz de contra– que ha probado su eficacia a lo largo de los últimos cien años. No es, por lo tanto, un mal comienzo para quien se enfrenta por vez primera al desafío de jugar a ser Dios y permitir que se haga la luz…
La luz principal
Es la que va a dar orientación a nuestras sombras. Por pura lógica intentaremos siempre arrojarlas fuera de nuestro encuadre y, a partir de ahí, construir el resto del esquema de iluminación.
La solución a las sombras grandes y feas que se ven en muchas ocasiones suele consistir en mover la luz principal unos centímetros en una dirección u otra.
La luz de relleno
Establece, por comparación con la luz principal, el contraste de la imagen. Si es tan fuerte como la luz principal el contraste tenderá a cero. Si, por el contrario, es muy tenue, entonces la imagen estará fuertemente contrastada y las sombras se verán muy oscuras.
Normalmente debe situarse al doble de la distancia entre el sujeto y la luz principal, y en un ángulo entre 45 y 90° respecto a ésta.
Acercar la luz de relleno suele ser la solución a sombras demasiado profundas. Por el contrario, alejarla evita que la imagen sea demasiado plana.
La luz de contra
Sirve para recortar a los personajes contra el fondo y debería colocarse detrás de ellos, en un ángulo no visible para la cámara y de forma que no se formen perlas en la imagen.
Siempre que los personajes aparezcan «pegados» al fondo, la solución estriba en utilizar una luz de contra.
Ejercicio de reflexión: ¿para qué servirá que el obturador esté abierto menos tiempo además de para reducir la exposición del CCD a la luz?