La observación participante

 Cita

"La observación establece una comunicación deliberada entre el observador y el fenómeno observado. Comunicación que, normalmente, procede a nivel no verbal, en la que el investigador-observador está alerta a las claves que va captando y a través de las cuales interpreta lo que ocurre, obteniendo así un conocimiento más sistemático, profundo y completo de la realidad que observa."

(J. I. Ruiz Olobuénaga, 1989, pág. 80)

La observación cotidiana, actividad que todos los seres humanos llevan a la práctica en la vida diaria, y la observación como método de investigación cualitativa no son métodos idénticos. A pesar de que la observación diaria puede ser sistemática, normalmente no lo es, sino que se lleva a cabo de una manera no planificada, y tampoco responde a preguntas específicas. Se trata de una herramienta para comprobar, contrastar, abstenerse o participar en los acontecimientos cotidianos.

Aunque ambos métodos comparten la interpretación y la captación de significados, la observación como método de investigación cualitativa se realiza de una manera reflexiva, escéptica, desconfiando de las propias convicciones y dudando de lo que se ve.

La observación como método de investigación cualitativa es un método que puede llevarse a cabo de maneras diferentes en función del grado de participación del observador en el campo.

  1. La observación no-participante consiste, idealmente, en contemplar lo que está sucediendo y registrar los hechos sobre el terreno. Sin embargo, como categoría pura sólo es posible cuando se observa detrás de una ventana, con cámaras ocultas o falsos espejos; más recientemente, con Internet, habría que estudiar las maneras de acceder a espacios "sin ser vistos". En el resto de los casos es imposible evitar la interacción. Este tipo de observación se usa para el análisis detallado de un tipo de interacciones muy concreto. Por ejemplo –pero no necesariamente–, sobre rutinas de comportamiento en espacios muy delimitados (hábitos de comportamiento de familias, interacción maestro-estudiantes en el aula, los participantes de un foro electrónico, etc.).
  2. La observación participante es el tipo de observación cualitativa principal y más extendido. El investigador selecciona a un grupo humano (asociación de vecinos, los usuarios de una sala de espera de un gran hospital, una banda juvenil, los trabajadores de una empresa, los participantes de un foro electrónico, los internautas de un chat, etc.) y se dedica a observarlo detenidamente, interactuando estrechamente con sus componentes. Son esenciales las estancias prolongadas para acceder al significado y a las definiciones de la realidad de las personas, para llegar a "conversar" con ellos.

El observador participante

El observador participante tiene que esforzarse para identificarse con la gente que estudia y, al mismo tiempo, quedar distante del contexto observado.

La posibilidad de contemplar el comportamiento de la gente desde su punto de vista comporta convertir el trabajo de campo en un proceso de socialización para el investigador. éste debe adoptar el papel de aprendiz, como el niño cuya socialización consiste en aprender cómo debe comportarse en su entorno, aunque con una diferencia fundamental: se trata de un proceso de socialización que tiene que llevar a cabo un adulto previamente socializado en otra cultura. Se podría decir, de forma más apropiada, que se trata de un proceso de socialización secundaria (Berger y Luckman, 1984, pág. 164). Se trata de un aprendizaje social sin internalización, de un aprendizaje controlado, de una socialización reversible (peligro de being native). Por todo lo que hemos dicho, se exige algo más que la simple observación: la participación es necesaria porque maximiza el aprendizaje social.

El observador participante debe intentar ser otro y, al mismo tiempo, mantener el sentido de la diferencia: hablar de este "otro" como de alguien diferente. Se trata de mantener una posición más o menos marginal. El investigador interpreta desde la posición marginal de estar, simultáneamente, "dentro" y "fuera"; entre la "familiaridad" y la "extrañeza", mientras que, socialmente, su papel oscila entre convertirse en un amigo y mantenerse como "extraño".

En el espacio creado por esta distancia donde se efectúa el trabajo analítico del observador. Sin esta distancia, sin este espacio, su trabajo no sería más que un relato autobiográfico sobre una experiencia personal. Este modelo considera que el criterio de validez de una información de campo consiste en haber conseguido situarse en esta posición analítica.

El sentido de "estar presente en el campo"

La participación es fundamentalmente una intención asociada a la situación de estar presente en el campo. Esta idea de la participación no excluye radicalmente la posibilidad de que el investigador contribuya significativamente a la transformación del contexto que investiga. Cuando esto sucede ya no hablamos de observación participante, sino de investigación-acción, la idea de acción (en el sentido de transformación o de cambio) no está incluida en el concepto de participación. Lo que sí incorpora el concepto de participación es la idea de una interacción social significativa con los sujetos. Teóricamente, se considera el principio según el cual no hay presencia social que no genere alguna forma de interacción.

El investigador tiene que esforzarse para que su presencia sea de alguna manera una presencia social y, lo que es igualmente importante, debe saber admitir e interpretar los papeles que le son asignados por los agentes sociales, ya que en estos papeles se codifica parte de la información que obtiene del problema que quiere estudiar. El investigador, pues, tiene que comprender siempre el sentido social de su presencia en el campo.

Cómo se organiza la observación: qué mirar y qué escuchar

 Cita

"Casi todo en el trabajo de campo es un ejercicio de observación y de entrevista. Ambas técnicas comparten el supuesto de hacer accesible la práctica totalidad de los hechos, y generalmente se tienen como complementarias, para poder así captar los productos y los modelos, los comportamientos y los pensamientos, las acciones y las normas, los hechos y las palabras, la realidad y el deseo."

(Velasco y Díaz de Rada, 1997, pág. 33)

El objetivo de la observación es querer captar la complejidad de los fenómenos que queremos investigar. En un sentido, esta pretensión de captar la totalidad implica que las técnicas usadas, por lo menos las fundamentales, tienen que ser suficientemente flexibles como para acomodarse a la heterogénea naturaleza de las situaciones de observación.

Sin embargo, en la práctica, captar todos los acontecimientos que ocurren en una determinada situación es un objetivo inalcanzable. Los investigadores que no están familiarizados con el trabajo de campo quedan consternados ante la perspectiva de tener que registrar y memorizar todo lo que ven y oyen.

La mayoría de observadores centran su atención y seleccionan los fenómenos por registrar en función de lo que consideran más relevante, lo que les sorprende y está relacionado con el tema de la investigación y los interrogantes que se han planteado. A pesar de la diversidad de situaciones que hay que observar y de intereses de los investigadores, J.P. Goetz y M.D. LeCompte (1988) ofrecen una síntesis de cómo los científicos sociales de campo organizan las tareas de mirar y escuchar.

Arriba