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En la sociedad del espectáculo
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"Toda la vida de las sociedades donde rigen las condiciones modernas de producción se manifiesta como una inmensa acumulación de espectáculos. Todo lo que antes se vivía directamente se aleja ahora en una representación [...] El espectáculo no es un conjunto de imágenes, sino una relación social entre personas, mediatizada a través de imágenes [...] No es un complemento del mundo real, una decoración superpuesta a éste. Es la médula del irrealismo de la sociedad real. Bajo todas sus formas particulares, información o propaganda, publicidad o consumo directo de entretenimientos, el espectáculo constituye el modelo actual de la vida socialmente dominante".
Guy Debord (1967). La société du spectacle.
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Un análisis –de la cultura de masas contemporánea y de la experiencia y producciones estéticas que la definen–, complementario al ya tratado de Horkheimer y Adorno, es el efectuado posteriormente por Guy Debord en La société du spectacle (1967). Para Debord, la centralidad creciente en las sociedades más desarrolladas de las industrias culturales da lugar a una acumulación de espectáculos, hasta convertirse la profusión y experimentación de éstos en la médula de la dinámica social existente.

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Guy Debord
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Conviene insistir en cómo el espectáculo no se conceptualiza en el interior del pensamiento de Debord como un simple conjunto de imágenes de gran efecto, sino como una relación social entre personas, mediatizada por representaciones. La inmensa acumulación de espectáculos contemporánea no es un complemento más del mundo cultural existente, sino un modo específico de relación social. La cita inicial de Ludwig Feuerbach, presentada en las primeras páginas de La societé du spectacle resulta, cuando menos, sintomática del alcance histórico de su centralidad en el conjunto de la cultura occidental.
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"… Y sin duda nuestro tiempo prefiere la imagen a la cosa, la copia al original, la representación a la realidad, la apariencia al ser, lo que es sagrado para él no es sino la ilusión, pero lo que es profano es la verdad. Mejor aún: lo sagrado aumenta a sus ojos a medida que disminuye la verdad y crece la ilusión, hasta el punto de que el colmo de la ilusión es también para él el colmo de lo sagrado".
Ludwig Feuerbach (1843). La esencia del cristianismo.
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Lo espectacular define la cultura de masas contemporánea. Su eco se manifiesta en el conjunto de la producción vehiculada a través de los mass media, una producción que ahora Internet y los nuevos medios de comunicación digital (new media) amplifican más si cabe aún, cuando la necesidad de instantaneidad y el acceso inmediato condicionan y determinan hoy sin duda los nuevos modos hegemónicos de distribución y recepción cultural.
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"El espectáculo no puede entenderse como el abuso de un mundo visual, el producto de las técnicas de difusión masiva de imágenes. Es una visión del mundo que ha llegado a ser efectiva, a traducirse materialmente".
Guy Debord (1967). La société du spectacle.
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La espectacularización define el conjunto de la sociedad postindustrial, en la que la lógica de los medios de comunicación de masas aparece íntimamente imbricada con la lógica mercantil y económica dominante. En una sociedad como la contemporánea definida por su espectacularización, la imagen juega un papel central. La necesidad de profusión de imágenes hasta el infinito pone de manifiesto la centralidad de los medios audiovisuales y de los nuevos medios de comunicación digital como agentes determinantes para el acceso del público masivo a situaciones espectaculares capaces de ofrecer un crecimiento ilimitado de experiencias aumentadas y de goces sensibles intensivos.
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"… hoy en día estamos asistiendo a un renacimiento del espectáculo en el ámbito de las formas de entretenimiento y de las diversiones populares. Entre los principales promotores de este renacimiento se encuentran el propio cine destinado al gran público y la propia televisión, o al menos ciertas variantes de los mismos, siendo uno de sus factores determinantes la aparición de las tecnologías digitales de producción de imágenes".
Andrew Darley (2000). Visual Digital Culture.
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El nuevo cine digital de ocio y entretenimiento masivo, la publicidad televisiva o los videoclips musicales –por poner tan solo tres ejemplos al uso–, ejemplifican sobremanera el enorme aumento del empleo de efectos especiales y el uso de métodos de manipulación de la imágenes cada vez más sofisticados. Efectos y métodos destinados todos ellos a producir de forma obsesiva una excitación y una estimulación visual en los espectadores capaz de provocar su atracción masiva, su fascinación, estimulando, conmocionando y saturando sus sentidos, hasta alcanzar el goce y el éxtasis tan propio de lo espectacular.

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Una lista, sólo radicalmente parcial y menor, de la espectacularización dominante en el reciente cine digital comercial, incluiría sin duda títulos como Terminator 2: Judgement Day (1991), The Mask (1994), True Lies (1994), Independence Day (1996), Starship Troopers (1997), Titanic (1997), The Matrix (1999), X-Men (2000) o The Lord of the Rings (2001/2002/2003). En la imagen, fotograma de Independence Day.
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"La introducción de tecnologías digitales en los procesos de producción de las formas actuales del cine, la publicidad y el vídeo musical está haciendo posible el desarrollo de una nueva concepción de formalismo [...] Concretamente, cabe constatar la manifestación de diferentes clases de espectáculo dentro de cada uno de los géneros tratados, un hecho que se encuentra relacionado con las diferentes maneras en las que las mismas posibilidades de procesamiento digital de imágenes se despliegan efectivamente".
Andrew Darley (2000). Visual Digital Culture.
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