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El papel del profesional de la información
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Es obvio que en una sociedad de la información, donde la información y el conocimiento se constituyen como activos fundamentales, las perspectivas profesionales del gestor de información son muy variadas.
Mientras la información se ha considerado sólo como apoyo en lo que concierne a las tareas de la organización, el profesional de la información se ha visto a menudo limitado a conservarla (catalogarla y almacenarla). Sin embargo, en el momento en que la información se erige como fuente de valor, el papel del profesional de la información adquiere unos matices mucho más dinámicos, más entrelazados con las actividades fundamentales de la organización.
Con frecuencia, este cambio implica también nuevas formas de designar su trabajo. Así, ahora encontramos en las empresas más adelantadas títulos como director de capital intelectual, gestor del conocimiento, director de recursos de información, etc.
Procedencias del profesional de la información
La formación inicial del nuevo profesional de la información puede ser muy variada. Hay ingenieros, médicos, abogados, periodistas, etc. que ejercen ahora de gestores de la información, en alguna de sus facetas, en empresas y organizaciones de todo tipo. Todos ellos disponen de conocimientos concretos en una disciplina, que complementan con una formación suplementaria en gestión de la información.
De hecho, el mundo al que nos dirigimos es un lugar en el que todos seremos gestores de información (la información será un componente esencial de cualquier trabajo, y tendremos que aprender a utilizarla de manera eficiente), pero se continuarán necesitando expertos que se dediquen íntegramente a la gestión de la información, que estén al día de los nuevos adelantos y que aporten a la organización métodos más eficaces de extraer valor de este recurso.
En este contexto, entre los nuevos perfiles posibles de un gestor de la información, podemos citar los que siguen.
Vehiculador de información externa
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Las organizaciones tienen que dotarse de un mecanismo sistemático de obtención de información sobre su entorno. El gestor debe responsabilizarse de la realización de la auditoría de la información, y tiene que localizar las fuentes que garanticen la entrada de la información crítica. Esto significa que el gestor debe entender bien en qué organización está y cómo se genera valor (entender su modelo de negocio). Y, todavía más, en este punto puede ejercer un papel proactivo más que reactivo, filtrando la información que más se adecua a los objetivos de la organización.
Se trata del hecho de que utilice las fuentes para localizar información relevante para los perfiles informacionales de los miembros de la organización. Así pues, su papel va más allá de la localización de fuentes de información: tiene que ir en la dirección de localizar la información en sí, y tiene que filtrarla para asegurar tanto la calidad como la adecuación a los objetivos fijados por la organización.
Editor de la información
La información localizada en el exterior puede ser potencialmente relevante, pero sólo lo será realmente si se presenta adecuadamente al receptor, con el formato adecuado, y de acuerdo con los "vínculos" del usuario (por ejemplo, el tiempo de que dispone para digerir la información).
La información se tiene que adaptar a las condiciones de utilización del usuario: así pues, tiene que ser "editada"; es decir, hay que garantizar su utilidad y usabilidad. Esta tarea comporta un conjunto importante de acciones, más o menos amplio según la cantidad y la calidad de la edición que haga falta hacer.
Organizador de la información interna
La tarea de edición culmina con el almacenamiento, la protección (garantizar que el documento generado perdura, de manera que el tiempo invertido en la localización y la edición genera un rendimiento) y la difusión activa (o acceso asegurado, si procede). La función del gestor aquí es aprovechar las posibilidades de las tecnologías de la información con el fin de organizar, almacenar y difundir mejor la información.
En este sentido, tiene que elaborar el mapa de recursos de información, en el que se indican cuáles son los activos y qué valor tienen.
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También puede actuar como arquitecto de la información, si tiene la responsabilidad de definir el objetivo del sistema, determinar qué contenidos se tienen que incluir, idear y especificar los mecanismos de organización y búsqueda en el sistema, y definir una política clara, y el correspondiente plan, sobre el mantenimiento, la actualización y el crecimiento del sistema. El arquitecto puede empezar siendo el administrador de la web de la organización (webmaster), pero más allá de la simple gestión del espacio, su preocupación principal debe ser optimizar la utilidad y la usabilidad de la información que se presenta en la web. Entre las funciones que tiene designadas también se cuentan la construcción, la alimentación y la estimulación de la intranet de la organización.
Dinamizador de la cultura informacional de la organización
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La rentabilización de la inversión de la organización en tecnologías de la información pasa por establecer una cultura de la información. El gestor puede tener la responsabilidad de aumentar la cultura informacional de sus miembros (dar a conocer las fuentes, formarlos en su utilización, descubrir cómo pueden aplicarlas en la resolución de problemas o en la toma de decisiones de la organización, etc.).
Se trata de conseguir que la información que hay en la organización se use al máximo, de impulsar su valor. No se trata sólo de formar a la gente, sino de difundir la idea de que la información es un recurso de utilidad. Una buena manera de hacerlo consiste en documentar las ocasiones en que se ha demostrado que la información que se ha facilitado ha sido de utilidad, ha generado valor. En este sentido, no hay una promoción mejor de la unidad de información que los comentarios de usuarios agradecidos.
Gestor del conocimiento
El gestor puede diseñar mecanismos (una intranet, directorios, bases de datos de conocimientos, videoconferencias, guías, sistemas de trabajo en grupo) o procesos (ferias del conocimiento, espacios de intercambio, talk rooms, etc.) para facilitar el intercambio de conocimientos.
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Asimismo, tiene que estar al día de los sistemas de compensación para la contribución de conocimientos en la organización.
Sus funciones están relacionadas tanto con el establecimiento de un entorno social que facilite la creación y el intercambio de conocimientos (crear nuevos mercados para la conversación inteligente) como con la aplicación de las últimas tecnologías (herramientas para capturar, codificar y compartir mejor la información).
Debe tener la visión de un estratega, capaz de ver las posibilidades de una gestión inteligente del conocimiento como motor de transformación de la organización. Como algún CKO (Chief Knowledge Officer) recuerda, "la gestión del conocimiento es el 20% tecnología y el 80%, cambio cultural".
Gestor del capital intelectual
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Si el capital intelectual es tan importante en la nueva organización, alguien tiene que gestionarlo correctamente.
En primer lugar, hay que empezar por evaluarlo, por determinar su valor, mediante una auditoría de capital intelectual. El profesional de la información puede actuar, pues, como auditor del capital intelectual. Por eso, quizá tendrá que definir sus propios indicadores, su métrica de capital intelectual, adaptado a las características de la organización.
Después hay que buscar formas de sacarle rendimiento, de impulsar su valor. Una parte de su trabajo también puede consistir en preservar este capital, en asegurar que no escapa de la organización (por ejemplo, que los secretos comerciales están seguros). Se convertiría, pues, en un tipo de conservador del capital intelectual.
Todas estas funciones exigen al profesional de la información disponer de un prestigio en la organización, derivado posiblemente de la eficacia demostrada día a día. Su función está muy relacionada con la confianza que tenga la gente en sus habilidades.
Un gestor de la información tiene que aportar valor a la organización donde trabaja. Debe estar dispuesto a aprender cada día, porque éste es, afortunadamente, un campo en constante cambio.
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El profesional de la información tiene un papel muy destacado en organizaciones intensivas en información y conocimiento.
Su formación tendrá que ser permanente.
Entre los papeles que podrá cumplir, hay que destacar los de gestor del conocimiento, gestor del capital intelectual, dinamizador de la cultura de la información en la organización, editor de la información y auditor de la información.
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