Las bibliotecas desde la invención de la imprenta

El aumento de libros como consecuencia de la invención de la imprenta repercutió en la evolución de las bibliotecas.

Hasta el siglo XV habían sido concebidas como simples depósitos documentales, encargadas de la conservación de libros, porque el libro manuscrito era un objeto único y valioso.

Los primeros cambios significativos

A partir del siglo XIV, sin embargo, se producen los cambios siguientes:

Contenido complementario

La biblioteca dispone de una asignación económica para la adquisición de libros.
Aparece la figura de un bibliotecario administrador.
La colección tiene un carácter público.
La disposición de los libros es diferente.

El nivel de crecimiento de las bibliotecas y de sus colecciones a partir de la imprenta será enorme en comparación con las bibliotecas medievales.

Nuevas bibliotecas universitarias y académicas

La temática de los libros se diversifica porque se producen los hechos siguientes:

Nuevas corrientes de pensamiento.
Avances científicos y técnicos.
Aumento de la demanda de libros para la extensión de la lectura entre la población.

Esta coyuntura también transforma las antiguas bibliotecas universitarias en instituciones al servicio de la tarea investigadora del historiador, el filósofo o el científico, hecho que explica el interés por disponer de instrumentos técnicos que faciliten la selección de los libros.

La necesidad de saber qué se publica y en qué medida puede interesar a los lectores de una biblioteca favorece el desarrollo de la bibliografía.

Las primeras bibliotecas nacionales

La consolidación de los estados modernos a partir del siglo XVII despierta una conciencia nueva sobre la propiedad nacional y la necesidad de conservar la producción bibliográfica. Este interés incide en el nacimiento de las bibliotecas reales, que más tarde serán la base de algunas de las más importantes bibliotecas nacionales.

Hacia la biblioteca pública

Para los ilustrados, el afán de conocimientos es un aliado más en la búsqueda de la libertad del individuo y, al mismo tiempo, es un factor de progreso social. La cultura presenta una dimensión utilitarista, y esta nueva percepción se manifiesta también en la necesidad de aumentar las bibliotecas destinadas a un público cada vez más amplio y con unos intereses diferentes.
En Estados Unidos y en el Reino Unido, durante el siglo XIX, la biblioteca se constituye definitivamente en una institución con una dimensión social, con una participación activa en la tarea educativa de una comunidad.

El derecho a la educación y a la cultura llenan de significación social la existencia de bibliotecas.

Los primeros centros de documentación

Antes de llegar al siglo XX, el intercambio de información científica se lleva a cabo a través de diferentes canales: comunicación epistolar, tertulias organizadas por sociedades científicas, publicaciones periódicas especializadas.

Para el investigador o el científico, es esencial saber qué avances se producen en su campo de trabajo.

El aumento de las publicaciones especializadas y su dispersión son dificultades que ni la biblioteca ni la práctica bibliográfica en las postrimerías del siglo XIX puede superar. Para hacerlo ...

...Otlet y La Fontaine ponen las bases de una nueva disciplina (la documentación), de un nuevo profesional y de una nueva unidad de información (el centro de documentación).


Actividad

La diversidad de funciones que cumple la biblioteca mediante su variada tipología (escolares, populares, universitarias, nacionales, especializadas) es un indicativo de su consolidación social.

Los avances más significativos en el ámbito de las unidades de información en el último siglo son la biblioteca pública y la aparición de los centros de documentación.

 

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