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La sociedad actual se dirige hacia un dominio de las tecnologías de la información en todos los aspectos de la vida económica y social. Las tecnologías de la información se integrarán, tarde o temprano, en nuestra vida cotidiana, pero el tiempo para que esto suceda depende de las políticas nacionales y supranacionales, así como de la voluntad de cambio de los ciudadanos. La biblioteca pública es uno de los caminos, aunque no es el único, para educar a los ciudadanos e incitarlos a participar en esta nueva realidad que se acerca. La biblioteca pública debe proporcionar acceso equitativo a la información a todos los ciudadanos, en igualdad de condiciones, como materia prima del conocimiento.
Las bibliotecas públicas están experimentando grandes cambios en los últimos años, y cada vez son más evidentes los intentos para adecuarse a las nuevas necesidades de la sociedad de la información. Con todo, y a pesar de la evidente evolución y las grandes oportunidades que se ofrecen a las bibliotecas, diferentes informes de ámbito europeo ponen de manifiesto que la mayor parte de las 40 000 bibliotecas públicas de la Unión Europea están bastante retrasadas con respecto al desarrollo de las tecnologías de la información. La siguiente cita de M. Dolores Partús es bastante ilustrativa del papel que las bibliotecas deberían tener:
Definición La IFLA define la biblioteca pública como:
El concepto, la potenciación y el desarrollo de la biblioteca pública están estrechamente relacionados con las actuaciones de la Unesco, que la concibe como instrumento clave para la expansión de la cultura y la democracia y para el fomento de la paz. La doctrina de la Unesco sobre las bibliotecas públicas se encuentra en su Manifiesto de la Unesco sobre la biblioteca pública de 1994, que actualiza, adecuándolo a los cambios sociales y tecnológicos, los publicados en los años 1972 y 1949. Las funciones de la biblioteca pública El Manifiesto de la Unesco del año 1994 sobre las bibliotecas públicas destaca las doce funciones básicas siguientes:
Las bibliotecas públicas deben ofrecer sus servicios sobre la base de la igualdad de acceso a todas las personas, independientemente de su edad, raza, sexo, religión, nacionalidad, idioma o condición social. Las minorías lingüísticas, los deficientes físicos y mentales, los enfermos o recluidos, en caso de que no puedan hacer uso de los servicios y materiales ordinarios, deben encontrar en la biblioteca pública servicios específicos. | |||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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Todos los grupos de edad deben encontrar en la biblioteca pública material adecuado a sus necesidades. Los servicios deben ofrecerse en todos los medios y tecnologías disponibles, y las colecciones deben incluir materiales en todo tipo de soportes, desde los más tradicionales hasta los más avanzados. Asimismo, ni los fondos ni los servicios deben estar sujetos a ningún tipo de censura ideológica, política o religiosa, o a presiones comerciales. Además, estos fondos y servicios deben ser, en principio, gratuitos. | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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Para acabar, hay que destacar el papel que el manifiesto otorga a la biblioteca pública en los sistemas nacionales de información, resaltando la necesidad de colaboración no sólo con bibliotecas del mismo tipo mediante redes de cooperación, sino también con las bibliotecas nacionales, las especializadas, las escolares y las universitarias del país. Servicios de la biblioteca pública Para la consecución de sus objetivos, la biblioteca pública debe ofrecer una serie de servicios*. Éstos deben articularse no sólo a partir de los colectivos de la comunidad que ya usan habitualmente la biblioteca, sino que deben aprovechar todo su potencial para atraer a nuevos usuarios y dinamizar la vida cultural de la población donde se enmarca. El abanico de servicios que actualmente ofrecen las bibliotecas públicas está estrechamente relacionado con la necesidad de adecuarse a las nuevas exigencias que reclaman los tiempos actuales: las nuevas tecnologías han abierto nuevas formas de acceso a la información, las demandas informativas de los usuarios cada vez son mayores y la biblioteca pública debe ser capaz de darles respuesta, las restricciones presupuestarias obligan todavía más a rentabilizar los fondos y los equipamientos.
Entre otros, y sin ánimos de exhaustividad, los servicios que deben ofrecer las bibliotecas públicas pueden condensarse en la siguiente relación*.
La biblioteca pública...
La biblioteca pública...
La biblioteca pública...
La biblioteca pública...
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La biblioteca pública...
La biblioteca pública...
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Las bibliotecas, y las públicas en especial, deben potenciar su presencia en espacios poco asociados tradicionalmente a su actividad. Deben estar presentes y ofrecer sus servicios fuera del marco físico de la biblioteca, por ejemplo, en piscinas, parques, ferias, etc. Directrices para bibliotecas públicas Las bibliotecas públicas deben alcanzar sus objetivos y convertirse en un instrumento eficaz que resuelva las necesidades informativas de la comunidad. Para que esto sea posible, es necesario el establecimiento de unas exigencias mínimas que garanticen una coherencia y que hagan aceptable un servicio de biblioteca. | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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La IFLA, mediante su sección de bibliotecas públicas, fue la encargada de confeccionar unas directrices que ayudaron a desarrollar los servicios que pudieran resolver mejor las necesidades de la misma comunidad. Se sintetizan a continuación los contenidos principales de las directrices referidos a la colección y a los puntos de servicio.
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La colección no puede estar formada exclusivamente por libros y materiales impresos, debe complementarse con los medios audiovisuales y aquellas fuentes de información accesibles por los medios electrónicos. El fondo documental debe ser equilibrado y debe comprender una amplia representación de las obras habituales de cada ámbito de conocimiento. El fondo debe reflejar los intereses locales de cada biblioteca y debe proporcionar material específico para niños.
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El número y la distribución de los puntos de servicio de un sistema bibliotecario está determinado esencialmente por factores geográficos y por la composición de la población. Las grandes ciudades necesitan bibliotecas con una gran cantidad de servicios especializados. Las ciudades más pequeñas y los pueblos grandes necesitan filiales menores, abiertas unas cuantas horas y que ofrezcan una selección no tan amplia de materiales y de servicios, diseñadas para satisfacer las necesidades locales concretas de la zona. Las comunidades de dimensiones todavía más reducidas, y que, por lo tanto, no justifican la existencia de un local permanente, pueden atenderse mediante bibliobuses. Una biblioteca relativamente pequeña hace posible un servicio bibliotecario estrechamente relacionado con las necesidades locales, pero el mayor número de recursos de una unidad mayor hace posible ofrecer personal especializado y servicios que resultarían antieconómicos en una unidad menor. Probablemente, las bibliotecas más grandes serán las únicas capacitadas para ofrecer unos servicios bibliotecarios globales y eficaces. Frente a esta realidad, la cooperación en todos los niveles entre sistemas bibliotecarios es completamente necesaria si se quieren ofrecer los mejores servicios posibles. Sería necesario establecer un sistema de biblioteca pública en red, de manera que ningún punto de servicio nunca debería que estar aislado, sino que debería ser capaz de utilizar el sistema en conjunto, y cada uno de estos puntos debería poder ofrecer el acceso a la totalidad de recursos de este sistema.
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Las directrices establecen tres tipologías de personal de biblioteca de acuerdo con las titulaciones y aptitudes personales (bibliotecarios profesionales, personal administrativo y personal manual (conductores, bedeles, etc.). El número de personal debe ser suficiente dentro de cada categoría para realizar las funciones que les han sido asignadas, y deben tener bastantes recursos a su alcance. Habitualmente, las normas sobre personal se establecían a partir de la relación con el número de habitantes, si bien resulta evidente que no puede ser el único factor que hay que considerar. Un servicio muy organizado y de intensa utilización exige más personal que un servicio más elemental destinado a un número de habitantes idéntico. | ||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
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