La reacción europea
Europa no tardó en comprender la importancia de reaccionar ante la toma de posición de Estados Unidos si quería mantener su puesto competitivo en el mercado mundial. El libro blanco de la Comisión Europea Crecimiento, competitividad y ocupación, conocido como "informe Delors", y publicado en 1993 pone un especial énfasis en la importancia y la urgencia de desarrollar una infraestructura paneuropea para reactivar el crecimiento económico y la competitividad, y, de esta forma, crear mercados y puestos de trabajo nuevos (CEE, 1993). El informe Bangemann Como resultado del libro blanco, el Consejo Europeo celebrado en Bruselas en diciembre de 1993 encargó a un grupo de expertos de alto nivel que presentasen un informe sobre la sociedad de la información, en el que sugiriesen medidas concretas para darle impulso. Con la presidencia de Martin Bangemann, vicepresidente de la CE, un grupo de industriales, políticos y usuarios elaboró el informe titulado Europa y la sociedad global de la información, una serie de recomendaciones al Consejo Europeo que se conocerían como el informe Bangemann, y que se presentó en el Consejo Europeo de Corfú en junio de 1994. Este informe enfatizaba la urgencia de una acción comunitaria cuyo objetivo fuese asegurar el mantenimiento por parte de las empresas europeas de su competitividad internacional, se acelerase el proceso de liberalización y se consolidase el servicio universal. La financiación de la infraestructura de información tenía que ser principalmente responsabilidad del sector privado. | ||
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La Unión Europea y los estados miembros tenían que responsabilizarse, por su parte, de crear un marco regulador coherente para, de este modo, evitar que la circulación de la información se viera dificultada por las normativas nacionales. El informe proponía, finalmente, una lista de diez iniciativas destinadas a demostrar la viabilidad y utilidad de las nuevas aplicaciones telemáticas. Este informe fue seguido, el 19 de julio de 1994, por otro informe elaborado por la Comisión Europea, titulado Europe's way to the Information Society. An Action Plan (COM, 94,347 final). Este informe constituye el marco general en el que las acciones en los diferentes campos relacionados con la sociedad de la información se estructuran y se consolidan mutuamente, un plan de acción que viene acompañado por un calendario de actuaciones entre 1994-1995. El plan se basaba en cuatro líneas de actuación elementales:
La conferencia en Bruselas del G7: el énfasis en la liberalización de las redes Las líneas maestras de aquel informe se confirmaron en la conferencia ministerial celebrada en Bruselas en febrero de 1995 entre países del G7 y la Comisión Europea, en el cual se hizo un llamamiento a la cooperación internacional con el objetivo de asegurar la interoperabilidad de las redes, de los sistemas para el procesamiento de la información y de las aplicaciones. La iniciativa privada tenía que ser el motor de la sociedad de la información, y por ello era precisa una política de liberalización de los servicios de telecomunicaciones y la supresión de los monopolios públicos para, de este modo, acelerar el despliegue de las futuras arterias electrónicas. Los estados miembros reconocieron que el sector público debía tener el papel de promover la sociedad de la información emprendiendo actividades de investigación y asegurando el servicio universal. Garantizar a cada ciudadano el acceso a la sociedad de la información era el objetivo general que había que alcanzar, gracias a la aplicación de ocho principios básicos:
Se identificaron una serie de proyectos, en los cuales la cooperación internacional podría ser de una importancia primordial para demostrar el potencial de la sociedad de la información y estimular su despliegue. En estos proyectos se propiciaba la concurrencia de otros participantes, incluidas las organizaciones internacionales. Sociedad de la información frente a autopistas de la información La expresión sociedad de la información comporta, con respecto a la de autopistas de la información, un valor añadido adicional, por el hecho de que se caracteriza por estar más centrada en el impacto social, cultural y político. Las autopistas serían sólo el medio gracias al cual la transmisión y circulación de la información es posible. El modelo europeo, cuyos rasgos básicos quedaron definidos en el "informe Delors", otorga una mayor importancia a la dimensión social y a la solidaridad, aun reconociendo los cambios profundos que tiene que experimentar el estado del bienestar. "Europa está construida sobre valores compartidos por todas sus sociedades y combina las características de democracia -derechos humanos e instituciones basadas en las normas legales- con las de una economía abierta basada en las fuerzas de mercado, la solidaridad interna y la cohesión. Estos valores incluyen acceso por parte de todos los miembros de la sociedad a los servicios universales o a los servicios de utilidad pública, contribuyendo, así, a la solidaridad y a un tratamiento igualitario" (COM, 96, 90 final, 28 febrero de 1996). La sociedad de la información comporta una mejora de los estándares de vida, la creación de unas condiciones de vida y de trabajo más flexibles y el incremento de la posibilidad de intercambios culturales. Se considera más que un tema de nuevos mercados mundiales, una etapa superior en la evolución de nuestra sociedad; está basada en la interconexión y la interoperabilidad de múltiples servicios educativos y de ocio; permite la distribución de una amplia gama de productos y creaciones que reflejan las más diversas identidades culturales y lingüísticas; ofrece acceso democrático y abierto a todos los ciudadanos, a costes reducidos, acceso a todo tipo de conocimiento y acceso a bienes culturales como bibliotecas, museos o colecciones de arte; y permitirá, también, la educación continua. ¿Políticas de información o estrategias para la sociedad de la información? A partir de 1993, en gran parte como resultado de las campañas mediáticas en torno a la NII de Al Gore, en la mayoría de los países europeos han ido proliferando programas, iniciativas y estrategias con la intención de impulsar la sociedad de la información. | |
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Hasta hace pocos años, las políticas de información se entendían destinadas básicamente a promover la difusión de la información científica y técnica, por lo que bibliotecas y centros de documentación eran actores centrales de estas políticas. La penetración de las NTIC en todos los ámbitos de la sociedad ha configurado estrategias con acciones integradas que afectan a todos los niveles de las administraciones públicas, con un alcance mucho más amplio que las de unas políticas o programas concretos. | |
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Así pues, son tipos de políticas emergentes, vinculadas al desarrollo de las TIC, cuya novedad reside, en gran parte, en la incertidumbre en cuanto a su necesidad y efectividad. Tal vez, su análisis y evaluación requerirán nuevas aproximaciones metodológicas, diferentes de las aplicables a las políticas públicas tradicionales. Hasta qué punto este proceso de penetración puede ser conducido por las autoridades públicas y cuáles son las indicadas para hacerlo con más eficacia es un tema que sigue siendo objeto de debate. |
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