Las sedes web ofrecen por defecto contenidos de texto e imagen; el inicio fue éste, pero con la evolución de los diferentes medios podemos hablar de otros elementos que se han ido incorporando a Internet, como sonido, imagen en movimiento, animación, mundos virtuales, etc., generándose todo un medio multimedia e interactivo en muchos casos. De este modo, el concepto multimedia en la web incorpora las funcionalidades de estos elementos para convertirla en un entorno multielementos. Entendemos por multimedia la colección de tecnologías generadas por el uso de los ordenadores y basadas en ellos que proporcionan al usuario la capacidad de acceder a información de tipo textual, sonora, gráfica y en movimiento, y de procesarla. Cuando se permite al usuario controlar algunos de estos elementos, y decidir en qué momento se deben presentar, se denomina multimedia interactiva, y si se incluye una estructura de elementos relacionados, mediante los cuales el usuario puede navegar, estamos hablando entonces de hipermedia. Las aplicaciones multimedia que pueden darse en un entorno web deben regirse a priori por la interacción, aunque multimedia no es siempre sinónimo de interacción. Por ejemplo, muchas aplicaciones multimedia se presentan al usuario basándose en reglas de eventos, sin implicar necesariamente una interacción o incluso sin permitirla. De todas formas, es preciso apuntar que la mayoría de las aplicaciones multimedia se enfocan hacia la interactividad con el usuario. Esta interacción se basa en el principio de que el usuario puede decidir dónde quiere ir, o qué es lo primero que quiere ver entre toda una serie de opciones que se le ofrecen en pantalla. La interacción implicará, pues, tres elementos fundamentales:
Un problema grave asociado a las interacciones multimedia es el del tamaño de los diferentes elementos u objetos que las forman. Al tener que ser descargados de la red, este peso de los elementos multimedia repercute muy directamente en el tiempo de demora que sufren las páginas para ser visualizadas. Por este motivo es conveniente no hacer un uso excesivo de ellos, y siempre, en la medida de lo posible, indicar el peso de estas aplicaciones multimedia para dar al usuario la posibilidad de elegir si quiere seleccionar alguna o no. Pensad que muchas veces la navegación de los usuarios puede estar muy condicionada por los tiempos de descarga de las páginas, sobre todo la de aquellos que navegan con módems de baja velocidad o aparatos poco potentes. Podemos decir que los elementos multimedia tienen una asignatura pendiente, que es la de ser rápidamente ejecutables para que podamos transferirlos a espacios donde la interacción tiene que ir acompañada de versatilidad y velocidad. | |||||||||||||||
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Los elementos multimedia pueden hacer de la web un espacio que parezca cobrar vida; el movimiento y el sonido son elementos que siempre pueden llamar mucho más la atención que el texto, por muy correctamente que esté dispuesto. Sin embargo, cuando queramos crear una sede web multimedia, hace falta tener en cuenta cuáles serán estos elementos y cómo los presentaremos. Siempre que se integren diferentes elementos multimedia hay que pensar en la operabilidad hacia el usuario. Lo que nosotros vemos perfectamente en nuestra máquina no siempre es lo mismo que verá otro usuario, ya que su configuración puede ser en muchos aspectos totalmente diferente de la nuestra. Por eso es preciso contar con unos pequeños módulos que permiten la interacción multimedia con el usuario, denominados plug-ins en el caso de Netscape o controles ActiveX en Internet Explorer. | ||||||||||||||
El protocolo HTTP contempla la distribución de diferentes tipos de datos gracias al reconocimiento e intercambio de definiciones MIME de cada uno de ellos. Al tener esta información identificada, un cliente web o navegador puede conocer el comportamiento de estos ficheros en función de su formato, registrado como válido entre su lista de ficheros base. En el caso de no tener uno que sea requerido para visualizar una aplicación determinada, solicita información sobre el tipo de fichero, e indica al usuario que no puede ejecutarlo por no tener registradas las definiciones MIME específicas. En este caso el usuario tiene que descargar el plug-in para aumentar las capacidades del navegador. Como no podía ser de otro modo, los dos principales navegadores implementaron dos tipos de etiquetas diferentes para insertar cualquier tipo de fichero no reconocido por defecto según las especificaciones MIME en las páginas web:
En resumidas cuentas, hace falta decir que no conviene en ningún momento frustrar al usuario con aplicaciones multimedia exageradas, ni que dependa de un plug-in poco conocido, ya que seguramente así limitaremos las pretensiones de nuestros objetivos. A continuación os proponemos una relación de los módulos más utilizados en la creación de entornos multimedia en web:
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