¿Qué fuentes de información utilizaré?

La selección de fuentes de información se tiene que hacer siguiendo unos determinados criterios, los cuales es necesario que obedezcan al principio de que una selección adecuada debe permitir lo siguiente:

 

Encontrar la información adecuada a los requerimientos del usuario.
 

Ahorrar tiempo.
 

Optimizar el coste de la búsqueda.

En los apartados anteriores hemos analizado detalladamente los tipos de necesidades de los usuarios y cómo podemos valorar las fuentes de información. Todo ello nos tiene que permitir determinar qué fuentes pueden ser más apropiadas para resolver sus consultas. Veamos a continuación qué criterios podemos seguir.

¿Toda la información, la más actualizada, o bien... ?

La entrevista con el usuario nos habrá permitido establecer con claridad sus requerimientos y, de alguna manera, ya configuran el tipo de fuentes que tendremos que utilizar. Aspectos como para qué quiere la información, el ámbito geográfico y lingüístico, el periodo y qué información ya conoce (para descartar fuentes) nos tienen que servir para saber qué fuentes utilizaremos. Según T. Owen (1998), lo que debemos tener claro son los aspectos siguientes:

 

Alcance. Amplio o específico
 

Periodo. Retrospectivo o tras novedad

Cuando concretamos qué quiere, para qué quiere la información y de qué tipo de usuario se trata, determinaremos el alcance: es decir, si tenemos que localizar información que proporcione una visión global del tema o bien que profundice en aspectos específicos.

Recordemos que, según el tipo de usuario y las tareas concretas que desarrolle, ya podemos seleccionar el tipo de fuente más adecuado (módulo 2: "Tipos de necesidades, tipos de usuarios, tipos de fuentes y recursos").

Para tener una visión global de un tema tendremos que utilizar fuentes básicas y obras de referencia como las siguientes:

 

enciclopedias generales
 

manuales básicos o libros de texto

Para localizar información que profundice en determinados aspectos, será más conveniente utilizar fuentes especializadas, como las siguientes:

 

bases de datos bibliográficas o textuales (publicaciones periódicas, informes, congresos)
 

monografías especializadas
 

anuarios o directorio
 

fuentes informales y expertos

Cuando concretamos los aspectos referentes al periodo, sabremos si necesita información retrospectiva o bien las últimas novedades. Eso determinará, sin duda, si tenemos que seleccionar una fuente que nos proporcione información de lo que se ha publicado durante los últimos años, o bien una fuente muy actualizada que nos permita tener acceso a la información más nueva.

Ejemplo

Veamos a continuación cómo aplicaríamos estos criterios al caso de los transgénicos.

En resumidas cuentas, los criterios que hay que aplicar para seleccionar las fuentes de información según el tipo de usuario y las tareas concretas son los siguientes:

alcance: visión global o profunda del tema

periodo: información retrospectiva o actualizada

¿Son todas las fuentes iguales, fiables, exhaustivas, originales, etc.?

Cuando ya hayamos determinado el tipo de fuente según el alcance y la actualización, nos podemos encontrar con un amplio abanico de fuentes que cumplen estos primeros criterios y, por lo tanto, tendremos que continuar haciendo la selección. Ahora es el momento de aplicar los criterios de valoración tratados en el módulo 2, "¿Cómo podemos valorar las fuentes y los recursos de información?". Recordemos qué aspectos hay que tener en cuenta:

 

contenido
 

autoría
 

continente
 

tratamiento
 

precio

De todos estos aspectos, hay unos que pueden ser determinantes, según la consulta concreta que nos hayan formulado. Son los referentes a la autoría (reconocimiento), el contenido (fiabilidad, exhaustividad, originalidad), el tratamiento (clasificaciones o herramientas de búsqueda, y facilidad de recuperación) y el precio.

El reconocimiento del autor, editor y editorial (organismo o empresa) son elementos muy importantes de valoración de las fuentes de información, como hemos visto en los apartados anteriores.

Como ya habréis observado si habéis hecho buscas de información, muy a menudo un mismo dato, idea o conocimiento, informe, etc. aparecen en más de una fuente de información, porque el mismo autor lo ha publicado en diferentes lugares (revista, acta de un congreso, monografía) o porque otros autores o editores lo han citado en sus documentos.

Ejemplo

El caso del IPC

Como hemos comentado, otro de los elementos que hay que tener en cuenta cuando seleccionamos una fuente de información es su fiabilidad y exhaustividad, sobre todo cuando la consulta trata de temas que así lo requieren, como cuestiones legales, patentes, etc.

Ejemplo

El caso de la tensión baja

El tratamiento de la información (indexación, clasificación) y el sistema de recuperación de la información de la fuente de información son importantes a la hora de garantizar los resultados, y también el ahorro de tiempo. Un recurso de información de Internet con información poco estructurada nos puede representar la inversión de más tiempo de lo que es razonable en la realización de la búsqueda.

Como profesionales de la búsqueda de información, siempre debemos tener presente que el coste de la búsqueda sea proporcional al valor que tendrá el resultado para el usuario. En otras palabras, no tenemos que utilizar medios muy caros para localizar información que el usuario no valorará, porque no le es imprescindible.

En todo caso, cuando hay diferentes opciones con costes distintos, lo tendremos que consultar al usuario.

Ejemplo

El caso de los cordeles

En resumidas cuentas, los criterios principales que deberemos tener en cuenta a la hora de seleccionar las fuentes de información según su valoración son los siguientes:

Autoría. Seleccionar la fuente según el reconocimiento del autor, la editorial, el organismo, etc.
Contenido. Utilizar preferentemente las fuentes en las que se ha originado la información.
Selección de las fuentes de información por su fiabilidad y exhaustividad.
Tratamiento. Valorar adecuadamente la inversión en tiempo que puede representar utilizar recursos de información desestructurados.
Precio. Cuando está la opción de utilizar una fuente más cara, pero de mejor rendimiento, se tiene que consultar al usuario qué opción prefiere.

Una fuente, dos fuentes, tres fuentes..., ¿y por dónde se empieza?

Las consultas simples se pueden resolver normalmente utilizando una sola fuente de información, pero hay consultas que tratan de un tema desde diferentes aspectos y hay que utilizar más de una fuente para resolverlas. Éstas son las preguntas complejas.

Por lo tanto, a menudo el criterio para utilizar más de una fuente de información dependerá de si se trata de una consulta simple o compleja.

Ejemplo

El caso de los colorantes

En diferentes ocasiones estaremos ante consultas referentes a temas o ámbitos desconocidos para nosotros, en el sentido de que no hemos hecho anteriormente buscas sobre el tema y, por lo tanto, no tendremos todavía localizadas las fuentes de información más relevantes.

En este caso siempre es conveniente empezar por las fuentes de referencia, también llamadas obras de referencia, las cuales son guías generales que recopilan las fuentes de información más importantes por temas, tipo de documentos, ámbitos geográficos, etc.

También consideraremos como fuentes de referencia las asociaciones profesionales y empresariales o referentes del sector concreto.

Ejemplo

El caso de los trajes

Los últimos criterios serán los siguientes:

La complejidad de la pregunta determina el número de fuentes que hay que utilizar.
Hay que empezar por las fuentes de referencia cuando se plantea un tema nuevo o desconocido para nosotros.

Actividad

Ejercicio sobre selección de fuentes de información

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