La medicina del trabajo (MT) es una de las disciplinas recogidas en el esquema preventivo de los riesgos laborales y que se incluirá dentro del sistema pluridisciplinar previsto en la legislación vigente.
La participación de la medicina en la tutela de la salud de los trabajadores tiene una larga experiencia y ha tenido que adaptar progresivamente a las diferentes exigencias del mundo del trabajo. En la actualidad, la medicina del trabajo también se ve obligada a resituar su implicación, lo que supone un reto importante para conseguir una mejor eficacia en la gestión.
En el transcurso de la historia se ha podido evidenciar una evolución en el enfoque de esta disciplina, y la situación actual obliga a que el personal sanitario de los servicios médicos de empresa deje de trabajar como única figura responsable de la protección de la salud en el ámbito laboral y se integre a los servicios de prevención, junto con otros profesionales de la prevención de riesgos laborales (en ámbitos como la seguridad, la higiene, la ergonomía y la psicosociología), para poder trabajar conjuntamente y lograr la prevención de los riesgos derivados del trabajo y la mejora continua de las condiciones de trabajo.
Los típicos reconocimientos médicos preventivos laborales no han sido, ni serán, la única función de los médicos de trabajo, ya que siempre han tenido asignadas unas tareas más amplias de carácter preventivo, además de la atención a los aspectos curativos y rehabilitadores cuando sea necesario. Estas funciones deben ser compartidas dentro del marco pluridisciplinario establecido y orientadas a la prevención primaria como método más eficaz de abordar los riesgos y los daños derivados del trabajo.
La disciplina sanitaria debe facilitar su apoyo en la evaluación de los riesgos no eliminados y también en el diseño, la planificación, la aplicación y la coordinación de los proyectos y programas de actuación preventiva en la empresa.
No podemos considerar esta rama preventiva como una disciplina enmarcada dentro de unos límites que, en ningún caso, no pueden ser traspasados por otros profesionales, sino que hay que considerarla como un núcleo temático que debe ser conocido y entendido por el resto de participantes en materia preventiva, aunque es obvio que habrá aspectos reservados con exclusividad al personal sanitario, como puede ser la vigilancia de la salud específica según los criterios derivados del trabajo. Pero en este módulo formativo no pretendemos preparar especialistas en medicina del trabajo, sino dar a conocer por qué y cómo interviene el profesional sanitario, por lo que los resultados de su gestión permitan facilitar la información apropiada que, convenientemente analizada e interpretada, posibilite adoptar medidas encaminadas a eliminar o reducir los riesgos existentes, actuando conjuntamente con el resto de los componentes del servicio de prevención mediante el análisis epidemiológico de las relaciones entre la exposición y los daños detectados, para establecer las propuestas preventivas que deben presentarse .
Día a día podemos observar nuevas relaciones entre el trabajo y la salud, que configuran asimismo nuevas situaciones en la patología de origen laboral detectada, como problemas de salud mental, cánceres, alteraciones musculoesqueléticas, afecciones crónicas del aparato respiratorio, fatiga crónica, procesos alérgicos, intoxicaciones por sensibilidad química múltiple, etc, y que hacen necesaria la adopción de estrategias preventivas con nuevas orientaciones, tanto en el ámbito de la vigilancia de la salud, como en el de la planificación sanitaria o de la promoción de la salud.
No se trata de seguir insistiendo en la corrección a posteriori de las situaciones de riesgo detectadas, sino de planificar la prevención antes de que puedan aparecer las consecuencias de un peligro.
La MT no monopoliza la defensa positiva preventiva de la salud, sino que debe estimular la eficacia de las disciplinas no médicas y colaborar con éstas.
En la exposición de los diferentes apartados referentes a la disciplina sanitaria que nos disponemos a abordar, comentaremos diferentes aspectos, que seguramente han sido tratados en el seno de otras disciplinas, ya menudo las opiniones expresadas no serán coincidentes. Esta diversidad de opinión no debe interpretarse como una contradicción, sino como una pluralidad enriquecedora de acuerdo con las diferentes ópticas con las que se pueden interpretar las mismas situaciones, fruto del desarrollo de las experiencias en unas circunstancias que no han sido iguales para todos y de una manera de enfocar los problemas adaptada a las peculiaridades propias de cada una de las materias. Estas divergencias aparentes las podemos encontrar desde la interpretación del récord histórico, con relación a los momentos de especial significación preventiva, los conceptos de la patología laboral utilizados o, incluso, los objetivos asignados a la misma disciplina médica, que, a veces , no se considera como una rama preventiva en el campo de la salud laboral.
Los objetivos de la medicina del trabajo son, entre otros, participar en la adopción de las medidas necesarias que permitan conservar y mejorar, si es posible, la salud de la población trabajadora mediante el desarrollo de metodologías de aspecto sanitario orientadas a detectar situaciones de riesgo, estudiar y evaluar los datos obtenidos, elaborar conclusiones, proponer actuaciones, etc
Los objetivos pueden tener un alcance individual o colectivo. En el ámbito individual, la orientación está encaminada a detectar de manera precoz las alteraciones de la salud o identificar individuos más susceptibles para evitar que la enfermedad se instale, ya efectuar diagnosis, establecer tratamientos y hacer valoraciones periciales en caso de no haber conseguido esta finalidad preventiva. En el ámbito colectivo, la orientación está dirigida a evaluar el estado de salud de la comunidad, a aportar datos para la evaluación de la exposición ambiental, evaluar la eficacia de las medidas preventivas adoptadas, a aportar datos para el conocimiento técnico, a intervenir en programas de promoción de la salud o de información sanitaria, etc
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El proceso de evaluación se fundamenta en el trabajo personal de cada estudiante y presupone la autenticidad de la autoría y la originalidad de los ejercicios realizados. La falta de autenticidad en la autoría o de originalidad de las pruebas de evaluación; la copia o el plagio; el intento fraudulento de obtener un resultado académico mejor; la colaboración, el encubrimiento o el favorecimiento de la copia, o la utilización de material o dispositivos no autorizados durante la evaluación, entre otras, son conductas irregulares que pueden tener consecuencias académicas y disciplinarias graves. Por un lado, si se detecta alguna de estas conductas irregulares, puede comportar el suspenso (D/0) en las actividades evaluables que se definan en el plan docente incluidas las pruebas finales o en la calificación final de la asignatura, ya sea porque se han utilizado materiales o dispositivos no autorizados durante las pruebas, como redes sociales o buscadores de información en internet, porque se han copiado fragmentos de texto de una fuente externa (internet, apuntes, libros, artículos, trabajos o pruebas del resto de estudiantes, etc.) sin la correspondiente citación, o porque se ha practicado cualquier otra conducta irregular. Por el otro, y de acuerdo con las normativas académicas, las conductas irregulares en la evaluación, además de comportar el suspenso de la asignatura, pueden dar lugar a la incoación de un procedimiento disciplinario y a la aplicación, si procede, de la sanción que corresponda.
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