Producción audiovisual – La preproducción – La posproducción
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Denominamos posproducción a todo el proceso de acabado del producto audiovisual una vez el material ha sido grabado o rodado.
Este proceso comprende cosas tan dispares como editarlo (eliminar el material sobrante y dotar de ritmo y significado a las imágenes grabadas), sonorizarlo (añadir músicas, voz en off y cualquier efecto de sonido que necesitemos) o etalonarlo (igualar el color de las diferentes imágenes). En la actualidad, a todas estas etapas «naturales» tenemos que sumarle todas las posibilidades que nos ofrece el mundo digital: titulación, generación de gráficos 2D y 3D, animación e incluso interactividad. Además, si estamos publicando el material en DVD tendremos que elaborar todos los contenidos «extra» que incluiremos en el DVD –making of, subtítulos, materiales interactivos, etc.– así como el diseño y creación de los respectivos menús. El orden habitual de la posproducción de vídeo es el siguiente:
La posproducción de audio daría comienzo en el paso 4 y acabaría en el 9. Decisiones en la fase de posproducción En la fase de posproducción, el papel del productor o el editor multimedia radica, de nuevo, en obtener, a partir del presupuesto establecido, un producto igual o mejor al planteado por el guión original. La dificultad principal estriba en elegir el nivel adecuado a nuestro presupuesto y a los objetivos finales de difusión del producto. Hay que ajustar el gasto en posproducción al destinatario final del producto. Es tan absurdo encarecer productos de corte económico con una posproducción tan desproporcionada como innecesaria como abaratar costes en esta fase cuando se trata de un producto de alto nivel. De nuevo, las decisiones de producción…
Uno de los mayores riesgos de la posproducción estriba en que, por la propia lógica del proceso, el productor asigna muchas veces recursos económicos destinados originalmente a la posproducción a resolver «accidentes» del rodaje. Esta práctica, extendidísima por otra parte, puede acarrear consecuencias catastróficas ya que, si hay algo que se nota, es el trabajo de posproducción bien hecho.
Conviene por ello presupuestar siempre nuestro consabido margen de un 5% para imprevistos a fin de evitar daños irreparables. Elaborad un presupuesto para posproducción, partiendo de la información disponible en www.telson.es, www.madridfilmlab.com, www.iec-video.es.
Todos hemos visto alguna vez un vídeo doméstico. Sin temor a generalizar, se puede afirmar que suelen ser productos más bien aburridos y con un claro problema de ritmo. Esto tiene una explicación: el 99% de nuestros familiares y amigos no editan sus cintas de vídeo. Y eso las hace «difíciles de ver». La edición de vídeo –lo que tradicionalmente se llama montaje– consiste básicamente en tomar una cinta de vídeo donde todos los contenidos están desordenados, las tomas buenas están mezcladas con las malas y hay muchos minutos de acciones repetidas –lo que llamamos el master de cámara– y convertirlo en una película. El master de cámara no es una película. En el CD de ejemplos podréis ver un master de cámara.
El trabajo del montador siempre sigue tres pasos:
Estos pasos, aunque en una primera fase se den necesariamente en este orden, vuelven a repetirse a lo largo del proceso varias veces y no siempre en este orden. De hecho, por mucho que se tarde en montar un producto, siempre estaremos trabajando sobre uno de esos tres pasos. Seleccionar Lo primero que debemos hacer es observar el master de cámara detenidamente, analizarlo y, con la ayuda del parte de cámara, determinar cuáles son las tomas «buenas» –las que nos interesan para trabajar con ellas en montaje– y cuáles son las malas –aquellas de las que sabemos a ciencia cierta que queremos prescindir. Un buen sistema para este análisis consiste en leer detenidamente el guión –y el guión técnico si lo hay–, construirse un «montaje mental» y sentarse delante del monitor tratando de encajar los planos que vamos viendo en ese montaje. Podemos considerar varios tipos de motivos para eliminar (o no) una toma o un plano de nuestro «montaje mental»:
Este proceso de selección puede aplicarse en la edición con ordenador mediante la captura o no del material al disco duro del ordenador. Llamamos «captura» al proceso de trasladar las imágenes desde la cinta de vídeo hasta el disco duro del ordenador con la ayuda de un programa de edición. Ordenar Una vez seleccionado los planos y tomas necesarios para nuestro «montaje» tendremos que ordenarlos cronológicamente ya que, normalmente, no se habrán grabado en este orden. Este proceso se lleva a cabo con el material ya capturado en el disco duro y con la ayuda de un programa de edición. Conviene llegar al estudio de edición con las ideas claras sobre el orden final de los planos ya que, en muchos casos, éstos se solaparán y habrá que optar entre uno u otro para un mismo fragmento de narración. Aunque ésta pueda parecer una tarea muy sencilla, lo cierto es que no lo es en absoluto. Muchísimas secuencias se pueden montar de múltiples maneras y el resultado será realmente distinto. En el CD de ejemplos podréis diversas muestras de montaje.
Recortar Alguien definió el ritmo en el cine como una variable matemática definida por la siguiente fórmula: Si bien es cierto que podemos discutir el dividendo de la fórmula, el divisor es difícilmente discutible. Si no variamos el contenido de un guión, cuanto más tiempo dure menos ritmo tendrá y, consecuentemente, menos interés mostrarán los potenciales espectadores. Por ello, en el montaje existe una fase final que trata fijar la duración óptima del producto. En esta fase de recorte –algunos manuales lo recogen en su acepción anglosajona, trimming, o en un espantoso anglicismo trimeado– el montador, el productor y el realizador intentarán:
Sólo cuando el proceso de edición se ha completado tiene sentido iniciar el costosísimo y muchas veces complejo proceso de etalonado y retoque digital de la imagen. Con la ayuda del parte de cámara observad detenidamente el master de cámara y escoged las tomas buenas para los tres planos propuestos. ¿Por qué son buenas esas y no otras? Justificad vuestra respuesta. Recordad que tanto el parte como el master de cámara los encontraréis en el CD de ejemplos.
La posproducción de audio, tanto en proyectos de vídeo como en aquellos que son puramente sonoros, es una de las etapas más importantes de cualquier producción. Estamos acostumbrados a escuchar un sonido razonablemente bueno; así, mientras una imagen desenfocada no nos hará cambiar de canal, un zumbido persistente o un sonido muy bajo nos hará desistir de ver el resto del contenido. La edición de audio: la capacidad para evocar La edición de audio consiste, en realidad, en reunir sonidos sacados de fuentes diversas y hacer que todos se integren una única realidad sonora. Igual que en el vídeo, el proceso sigue tres etapas –seleccionar, ordenar, recortar– sólo que donde antes encontrábamos un orden exclusivamente lineal ahora se nos abre un mundo de posibilidades: dos sonidos pueden sonar al mismo tiempo y, si se editan correctamente, su suma conseguirá un resultad mucho más potente que la mera suma de las partes. Si narramos la despedida de Amundsen al partir hacia el polo y, sobre la narración y el fondo de ruidos marinos y portuarios, añadimos la sirena de un barco evocaremos en los espectadores imágenes de tristes despedidas y puertos lejanos. Existe el peligro, claro está, de que tanto sonido tape la voz que narra la historia. O de que desorienten al espectador. Los editores de bandas sonoras suelen trabajar siempre en un orden determinado para evitar que lo superfluo tape lo importante. Proceso de edición de audio Según Jay Rose (Producing Great Sound for Digital Vídeo. Rose, Jay. 1999. Miller Freeman) e ´sstos son los pasos a seguir para construir una pieza sonora perfecta (o una banda sonora para vídeo).
Mezclas de audio Ahora llega el momento de ponerle paredes a nuestro apartamento; las mezclas consisten exactamente en eso: separar unas cosas de otras y colocar cada cosa en un lugar exacto, no ya en relación con las otras sino dentro del proyecto considerado como un todo. Para esto, los técnicos de sonido disponen de una serie de herramientas que utilizan en todo el proceso de mezclas:
Un nuevo lenguaje al alcance de todos... Es indudable que una de las grandes revoluciones del vídeo digital ha sido la facilidad para integrar gráficos y animaciones en proyectos de vídeo. Donde antes eran necesarias complejísimas soluciones de laboratorio, ahora un ordenador doméstico puede presentar gráficos animados en dos dimensiones (2D) e incluso en tres dimensiones (3D). En el CD de ejemplos podréis consultar una animación 3D
Los gráficos ilustran, estructuran o extrapolan una información verbal o no verbal con una rapidez y sencillez envidiables. Identifican a los personajes que aparecen en pantalla o añaden información a la que da la voz en off. Son, por lo tanto, una herramienta extraordinaria al servicio del productor audiovisual; estamos tan acostumbrados a ellos que a nadie le llama la atención una lista, un mensaje animado o incluso la publicidad que aparece en determinados espacios deportivos. El papel del productor estriba en racionalizar su uso y adecuar el estilo y el contenido de los gráficos y las animaciones a lo que requiere el producto. No es lo mismo el vídeo de cirugía laparoscópica que el de la conquista del Polo, aunque ambos pueden hacer un uso interesante de los gráficos (un esquema del cuerpo humano mostrando el funcionamiento del laparoscopio o un mapa con la trayectoria que siguió la expedición hacia el Polo). Los gráficos o animaciones pueden:
Controlad la tentación de meter más y más gráficos en un vídeo hasta convertirlo en un producto de dudoso gusto y más dudosa capacidad para transmitir información. Añadid sólo los necesarios para asegurar la transmisión del mensaje. 2D: Símbolos, clones y demás... Si bien realizar un largometraje de animación sigue estando al alcance de muy pocas productoras, sí empieza a ser factible la producción de contenidos audiovisuales basándose únicamente en material animado. Hay que pensar que la enorme flexibilidad de este tipo de contenidos los hacen ideales para piezas documentales sobre electrónica, informática o ciencia, donde la imagen real ofrece posibilidades muy limitadas frente a la simulación animada. La aparición de las sucesivas versiones del programa Macromedia Flash ha venido a confirmar lo que empezaba a ser evidente. La animación ya no es patrimonio exclusivo de los grandes estudios estadounidenses, sino que cualquiera, con un ordenador doméstico, puede hacer pequeñas piezas de animación de apariencia completamente profesional y difundirlas por Internet. Como muestra, basta darse un paseo por www.ifilm.com.
Los gráficos 2D pueden ser desde un pequeño texto o los títulos de crédito de cualquier producto audiovisual hasta el mapa del tiempo (en sus versiones primitivas) o un gráfico de barras que dé cuenta de la evolución del precio del barril de petróleo. Consideramos 2D a todo aquel gráfico que no presenta volumen y cuyas posibilidades de animación son muy limitadas.
Sus ventajas estriban en que son muy ligeros, se pueden producir con herramientas muy sencillas –incluso desde los propios programas de edición de vídeo– y apenas conllevan tiempo extra para incorporarlos a una producción. Lógicamente, esta sencillez se revela como su mayor inconveniente; actualmente, el espectador medio está tan acostumbrado a los gráficos tridimensionales que encuentra «demasiado simples» las representaciones 2D. Flash es una de las herramientas con las que se pueden crear gráficos 2D. Basa su funcionamiento en su capacidad para clonar imágenes (los llamados símbolos) así como para crear animaciones interpolando automáticamente dos fotogramas y creando todos los fotogramas intermedios. Esto que antes requería un equipo de dibujantes especializados en intercalar dibujos, lo realiza ahora un programa informático en cuestión de minutos. Además, todos los programas de edición no-lineal y casi cualquier programa de diseño vectorial (Adobe Go Live, FreeHand, etc.) nos permiten crear animaciones y gráficos 2D perfectamente reutilizables para nuestros proyectos de vídeo. 3D: Las virtudes de lo caro Si bien la creación de animaciones en 3D no está tan extendida como el uso de Flash, lo cierto es que resulta relativamente sencillo incorporar pequeñas animaciones en 3D a nuestros productos audiovisuales sin que el coste se dispare: mapas o figuras sencillas no le llevarán a un operador profesional de 3D más de una o dos jornadas de trabajo –siempre que la animación sea relativamente sencilla– lo cual no representa un coste excesivo para una publicación digital media.
Los gráficos 3D son aquellos en los que el espectador se puede «mover» alrededor de una proyección tridimensional en cualquier dirección y sentido. Se utilizan prácticamente para todo –desde textos tridimensionales hasta gráficos complejos representando modelos del sistema solar, el funcionamiento de un avión o la caída de un meteorito– pero son particularmente eficaces para reproducir simulaciones de acontecimientos o mapas que serían difíciles de reproducir.
Recordad que podéis consultar una animación 3D en el CD de ejemplos. La verdadera ventaja del 3D es que permite el uso de «cámaras virtuales» que se mueven en torno al objeto permitiendo que la animación esté mucho más dirigida y, consecuentemente, sea mucho más eficaz a la hora de transmitir contenidos a un público determinado. Estas cámaras, controlables por el operador, permiten definir movimientos con máxima precisión dando en cada momento el punto de vista requerido por la narración. Mientras la animación en 3D no se abarate, estos gráficos son una opción extraordinaria para representar mundos fuera del alcance del objetivo de la cámara: ¿hay una forma mejor de mostrar cómo dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno forman una molécula de agua? Las herramientas más populares para elaborar gráficos en 3D para vídeo son Carrara, 3D Max Studio y, especialmente, Maya en sus versiones tanto para Mac como PC. Sin embargo, existen otras aplicaciones especializadas de menor coste como Poser (para figuras humanas) o Bryce (para paisajes) que pueden sacarnos del apuro en muchas ocasiones. Pensad en posibles elementos gráficos (bidimensionales o tridimensionales) que podríais incorporar en vuestro anuncio de veinte segundos.
El etalonaje
El etalonaje (del francés etalonner, «igualar») es un proceso fotográfico habitual en los laboratorios de cine y fotografía de todo el mundo. Básicamente, consiste en eliminar las desigualdades entre planos/fotografías para conferir a los trabajos un tono uniforme y evitar cambios de color de una copia/plano al siguiente.
En el vídeo digital, este etalonaje se realiza de un modo sencillo con el propio editor de vídeo con la ayuda de los filtros de corrección de color del software de edición de vídeo. Las tres barras ajustables corresponden a los tres colores primarios del espectro luminoso; desplazándolas en un sentido o en otro podemos hacer que los colores de la imagen varíen sustancialmente. El color predominante es lo que técnicamente llamamos dominante. Es muy importante entender que no existe una dominante correcta: cualquier opción que se adopte es siempre una opción personal de carácter estético; nuestra única preocupación tiene que ser plantearnos si se adapta correctamente a nuestros objetivos. Es decir, ¿ayuda a transmitir la información que debe transmitir el producto? ¿En qué medida? Una vez elegida esta dominante, tenemos que ser coherentes y mantenerla durante todo el vídeo –eso es el etalonaje propiamente dicho– para evitar saltos de dominante de un plano a otro que desconcentrarían al espectador, lo cual impediría además una correcta transmisión de la información. En el CD de ejemplos podréis ver distintas muestras de etalonaje.
Otros efectos El vídeo digital ha puesto al alcance de la mano de cualquier mortal un sinnúmero de transiciones y transformaciones de la imagen. Gracias al vídeo digital es posible, por ejemplo, trabajar creando múltiples pantallas en el interior de una imagen (poco tiempo atrás eso requería equipos potentísimos) o añadir cuatro capas de efectos de vídeo a cualquier plano. A continuación veremos varias funciones útiles que nos ofrece el vídeo digital: Transiciones: la facilidad con la que se realizan transiciones en el vídeo digital hace que todos tendamos a utilizar cualquier opción exótica y atractiva en lugar de un mero corte entre planos. En muchos casos, esto es un error terrible. Dos planos que cuentan una historia en continuidad deberían ir siempre unidos por un corte. Sólo cuando queramos indicar paso de tiempo o un cambio claro en la temática deberemos recurrir a la transición elaborada. Hacer lo contrario es una falta de puntuación grave, equivalente a poner un punto y seguido entre el sujeto de una oración y su predicado. Multipantalla: el vídeo digital ofrece la posibilidad de mostrar varias imágenes (o pantallas) al mismo tiempo. Esto permite construir significados «por adición» y es una posibilidad interesante. Pero no debemos olvidar que:
Superposición: hacer lo que se conoce como un chroma key resulta extraordinariamente sencillo y, con ello, nos queda al alcance de la mano cualquier posible combinación en la que queramos hacer viajar a un sujeto a lugares imposibles –el interior del cuerpo humano, por ejemplo–; sin embargo, hacerlo bien requiere tiempo y dinero y, por lo tanto, no pueden esperarse resultados espectaculares si se hace con pocos recursos. El uso indiscriminado de efectos digitales sólo produce vídeos pesados. Hay que plantearse detenidamente en qué medida nos son útiles y aprovechar su facilidad de uso sólo cuando sea necesario. Plantead un nuevo guión para el anuncio de veinte segundos, pero ahora en formato multipantalla. |
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