La cuenta de pérdidas y ganancias
La cuenta de resultados es un documento de naturaleza dinámica, que recoge y ordena los gastos e ingresos en que ha incurrido la empresa a lo largo de un ejercicio. Es por tanto un estado que explica cómo se ha formado el resultado que ha obtenido la empresa en el periodo de referencia.
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Cuadro 4: La determinación del resultado en la empresa |
Algunas de las partidas que integran estas magnitudes (gastos e ingresos) están sujetas a un proceso de estimación que pueden condicionar gravemente la cifra del resultado obtenido. Esta circunstancia obliga a resaltar la relatividad de la cifra del resultado. Así, una misma empresa y para un mismo periodo puede llegar a presentar distintos resultados, en función, simplemente, de los criterios de medición y periodificación que haya utilizado para incorporar ciertas partidas. Éste es, por ejemplo, el caso de las amortizaciones, en las que la empresa debe estimar cuál va a ser la vida útil de cualquier inmovilizado. Esta hipótesis condicionará la cifra de amortización que se dote anualmente y, por tanto, el resultado empresarial durante esos ejercicios.
Otra restricción del resultado tiene su origen en la heterogeneidad con la que se valoran ingresos y gastos. Mientras que el importe de los ingresos se calcula según los precios de venta, los gastos están valorados a los costes históricos en los que se incurrió en el pasado.
Además, en numerosas ocasiones los administradores tienen que basarse en estimaciones o hipótesis respecto a ciertos sucesos futuros para determinar el importe de ciertas partidas (por ejemplo, el riesgo de insolvencia que afecta a los derechos de cobro sobre clientes), lo que incorpora a la cifra del resultado una elevada dosis de incertidumbre y de arbitrariedad.
Pero quizás una de las limitaciones más importantes de este documento sea el hecho de que sólo permita comparar los gastos y los ingresos que se han devengado durante el ejercicio, y no los cobros y pagos efectuados en dicho periodo. Hay que tener en cuenta que no todos los gastos representan una salida inmediata de dinero, al igual que no todos los ingresos suponen simultáneamente un cobro.
La existencia de estas restricciones no debe oscurecer, sin embargo, la enorme capacidad informativa de este documento. Conviene simplemente tener en cuenta cuáles son sus posibilidades y cuáles sus limitaciones a la hora de realizar el análisis de la empresa.
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Cuadro 5: Estructura de la cuenta de resultados |
El cuadro 5 presenta un esquema de la estructura que asume la cuenta de resultados según nuestra norma contable. En este modelo las partidas de gastos e ingresos se clasifican por su naturaleza.
Es fácil apreciar que el documento no aporta información acerca de quién consume o dónde se generan los ingresos, lo que reduce sensiblemente el potencial analítico de la cuenta de resultados. Por este motivo, el libro blanco recomienda la adopción de un formato vertical para este estado, donde se vayan formando los diferentes tipos de resultados a partir de la cifra de negocios.
Resultados que se presentan en la cuenta de pérdidas y ganancias
La cuenta de pérdidas y ganancias recoge los ingresos y gastos de una empresa y ofrece el resultado del ejercicio por la diferencia entre estas magnitudes. Pero estos gastos o ingresos pueden originarse en actividades de diferente naturaleza que la empresa ha realizado durante el ejercicio. Este hecho da lugar a la aparición en la cuenta de pérdidas y ganancias de varios resultados intermedios que conviene conocer.
- El resultado de la explotación (también llamado BAIT, beneficio antes de intereses e impuestos o "tasas"): se obtiene por diferencia entre los ingresos y gastos originados por la actividad ordinaria de la empresa.
Entre los ingresos, la partida más destacable es la relativa al importe neto de la cifra de negocios, que se obtiene al deducir de las ventas (o prestación de servicios) el importe de las devoluciones y los rápeles sobre ventas. Hay que tener presente que ni el IVA ni los ingresos financieros derivados de la venta a plazos entran en el cálculo de esta magnitud.
Por el lado de los gastos, el consumo de existencias, los gastos de personal, las dotaciones para la amortización del inmovilizado, la variación de las provisiones del tráfico, los suministros y los arrendamientos constituyen las principales rúbricas.
- El resultado financiero: determinado por la diferencia entre los ingresos y los gastos financieros del periodo.
El hecho de separar el resultado de la explotación y el financiero nos permite considerar de forma separada las actividades de explotación de las propiamente financieras. Esto permite al usuario de la contabilidad distinguir entre la aportación al resultado final de la actividad típica y la aportación al resultado del modo como la empresa se financia.
Entre los gastos financieros más habituales se encuentran los descuentos sobre ventas por pronto pago y los intereses por la utilización de financiación ajena. Entre los ingresos financieros, por su parte, los intereses a cobrar por la concesión de préstamos o los rendimientos que proceden de cualquier tipo de inversión financiera.
- El resultado de las actividades ordinarias: que es la suma de las dos expresiones anteriores. Esta magnitud recoge, por tanto, el resultado (positivo o negativo) de considerar conjuntamente el ejercicio de la explotación y la manera como la empresa financia sus actividades.
- El resultado extraordinario: es la diferencia entre los ingresos y gastos que no tienen un carácter periódico ni proceden de la actividad típica de la explotación.
Entre las partidas extraordinarias destacan las variaciones de las provisiones del inmovilizado, los resultados procedentes de la enajenación del inmovilizado y los resultados por operaciones con acciones y obligaciones propias.
- El resultado antes de impuestos (también llamado BAT, beneficio antes de "tasas"): se obtiene al agregar el resultado de la actividad ordinaria y el resultado extraordinario. Esta magnitud es el punto de partida para la determinación del impuesto devengado.
- El resultado después de impuestos o resultado neto: una vez sustraída la cantidad del impuesto al resultado antes de impuestos, se obtiene el resultado neto del ejercicio o resultado después de impuestos. El destino de esta magnitud será o bien retribuir a los accionistas (en forma de dividendos) o bien contribuir a la autofinanciación de la empresa (en cualquiera de las modalidades de reservas).
Debe |
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Haber |
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Consumos de existencias |
16.000 |
Ingresos de explotación |
30.000 |
Gastos de personal |
8.300 |
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Amortización del inmovilizado |
2.000 |
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Provisiones por insolvencias |
500 |
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Beneficios de la explotación |
3.200 |
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Intereses de deudas a largo plazo |
400 |
Beneficios e inversiones financieras |
105 |
Diferencias negativas de cambio |
130 |
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Resultados financieros negativos |
425 |
Beneficios de la actividades ordinarias |
2.775 |
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Pérdidas en operaciones con acciones propias |
1.760 |
Beneficios por enajenación de inmovilizado |
3.600 |
Resultados extraordinarios positivos |
1.840 |
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Beneficios antes de impuestos |
4.615 |
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Impuesto de sociedades (35%) |
1.615 |
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Beneficio neto |
3.000 |
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Cuadro 6: Ejemplo de una cuenta de resultados |
Resultados que no se presentan en la cuenta de pérdidas y ganancias
El EBITDA (del inglés earnings before interest, taxes, depreciation, and amortization) es una de las magnitudes del resultado que mayor difusión ha tenido en los últimos años en círculos empresariales y académicos. Su equivalente en castellano sería el resultado bruto de la explotación, y es un escalón más en la cuenta de pérdidas y ganancias que surge al restar diversos gastos a determinados ingresos.
El EBITDA se determina restando a los ingresos de la explotación todos los gastos de la actividad excepto las dotaciones de las amortizaciones y provisiones, o lo que es lo mismo, sumando el importe de estas partidas al resultado de la explotación. Se intenta, de este modo, estimar la tesorería que la empresa ha sido capaz de generar con las operaciones típicas.
EBITDA = Beneficio de la explotación + Amortizaciones y provisiones del periodo
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En el ejemplo de cuenta de resultados del cuadro 6, el EBITDA es de 5.700 euros (resultado de sumar 3.200 + 2.000 + 500).
Esta cifra representa la diferencia entre todos los ingresos y cobros de la explotación que significan flujos de tesorería.
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Precisamente la gran ventaja de esta magnitud es que sólo tiene en cuenta las operaciones que representan verdaderos flujos de caja (ya que las amortizaciones y provisiones constituyen un gasto, pero nunca un pago), y que estos flujos de caja derivan de la actividad típica de la empresa, por lo que tienen más probabilidad de mantenerse constantes. Se trata, además, de una magnitud poco manipulable y de estimación muy sencilla.
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Como es lógico, cualquier medida o política dentro de la organización que afecte al nivel de los gastos de personal (que se integran en los gastos de la explotación) estará afectando positiva o negativamente a esta magnitud.
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Estas ventajas han hecho que el término sea utilizado con profusión por administradores y analistas. Pero el EBITDA tiene suficientes limitaciones como para que sea interpretado con más prudencia de la habitual. La mayoría de sus limitaciones vienen de su propia definición, al excluir de su cálculo gastos que se han revelado muy importantes.
En este sentido, ignora los efectos en el resultado de las políticas de endeudamiento, lo que merma su utilidad para valorar aquellas empresas que financian su crecimiento con la deuda. Este resultado tampoco considera la amortización del inmovilizado, tanto material como inmaterial, partidas que son decisivas para la salud financiera de las empresas intensivas en capital.
Se puede afirmar, en definitiva, que el EBITDA es un indicador más de los resultados de la compañía. Su importe debe interpretarse con prudencia, debido a las importantes limitaciones que supone el hecho de ignorar gastos tan importantes como los intereses de la deuda o las amortizaciones.
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